MADRID, 09 (OTR/PRESS)
Josep Antoni Durán i Lleida, Josu Erkoreka y Alfredo Pérez Rubalcaba son los únicos parlamentarios que aprobarían un examen de oratoria entendida como la capacidad de comunicar verbalmente de forma inteligente con una sintaxis y una semántica adecuada. Los demás necesitan llevar papeles para leerlos. Si por mí fuera, habría un examen de oratoria para poder ser diputado.
El discurso de Rubalcaba ha sido impecable -me alegro de la marca «Rubalcaba» porque ahorra espacios en los artículos. Es más corto que Alfredo Pérez Rubalcaba. A algunos «Pérez» no les gusta su apellido- y desde luego aire fresco para los diezmados militantes socialistas. No es poco. Pero no creo que sea suficiente.
Me parece que R U B A L C A B A es como un chute para los enfermos en coma. Sirve para espabilarlos y para que recuperen la consciencia, pero no sé si es suficiente para curar al enfermo. El PSOE es un enfermo grave. Puede resistir su estado de coma y se puede recuperar, pero no será con un caudillo. Ya tuvo un ZP y ahora tiene un R U B A L C A B A. ¿Tiempos de marketing político? No, esos publicistas están desfasados. Cobran cifras millonarias por sus inventos, pero son flor de un día.
La política, gracias a los «indignados» y al 15-M vuelve a exigir transparencia, participación, decisiones colegiadas y ausencia de cesarismo. El PSOE ha cambiado a un César por otro César. Tienen habilidad para que R U B A L C A B A parezca que no ha estado pegado a ZP con uña y carne. No asistimos al lanzamiento de un líder si a un ‘remake’ de una película que estuvo rodada en blanco y negro y fracasó estrepitosamente. No valen copias camufladas. Hay que volver a escribir el guión del PSOE, darle frescura al proyecto de Pablo Iglesias y empezar el rodaje desde el principio. Si los militantes no participan, es el segundo tiempo de la época de ZP.