¿Historia de una deslealtad? Esa parece la razón por la cual Esperanza Aguirre ha decidido dar carpetazo a la continuidad de Francisco Granados como secretario general del Partido Popular en Madrid. Si algo valora la líder conservadora es la lealtad y las filtraciones de Granados, con comentarios entre sibilinos y educados con periodistas, empresarios e incluso políticos, no han sido bien recibidos
Ha habido mensajes inapropiados, alusiones al cáncer sufrido por la presidenta regional hace algunos meses y las secuelas que le han podido quedar son sólo alguna de las píldoras envenenadas que al final han ido en contra del propio Granados, quien no ha tenido más remedio que tragar con la dimisión y que, de postre, coloquen en su puesto a un ‘enemigo íntimo’ como Ignacio González.
Fuentes solventes hablan de que Granados comentaba a quien quisiera escucharle que «la presidenta, pobrecita, no había quedado recuperada tras la enfermedad, ya no es la misma o hay una Esperanza anterior a la enfermedad y otra después». Tampoco parece que fuese demasiado discreto a la hora de comentar cuestiones sobre el futuro político de Esperanza Aguirre, a la que situaba fuera de la Comunidad y la ‘enviaba’ al Ayuntamiento capitalino.
Dentro del partido ha cogido por sorpresa la decisión, no tanto porque fuese esperada, dada la falta de confianza de Aguirre respecto a Granados, sino por producirse en un momento de celebraciones para el PP, donde pareciera no tener cabida una mala noticia. Y, dando una vuelta de tuerca a esa pérdida de la presidenta con respecto a Granados, al ya ex secretario general del PP se le ha visto varias veces en las últimas semanas almorzando cerca de la Puerta del Sol, curiosamente donde se ubica la sede la de Presidencia de la Comunidad de Madrid. ¿Casualidades de la vida o intentos soterrados de conseguir adhesiones para un futuro electoral?
Cierto es que hay aspectos que el propio Granados no ha negado. Es más, el 24 de noviembre de 2011 era entrevistado en Onda Cero por Carlos Herrera y reconocía, por ejemplo, su enfrentamiento con Ignacio González:
Yo no he fomentado ese enfrentamiento, pero para qué nos vamos a engañar, todos los periodistas saben que no hay sintonía. Y creo que no es precisamente por mi culpa, porque conmigo es muy difícil llevarse mal. Esa puede ser una interpretación. Yo lo que he hecho desde el primer día es matarme a trabajar. En esta última campaña, trabajar como una mula para que Mariano Rajoy sea presidente del Gobierno. Como les dije ayer a mis compañeros, tengo la conciencia muy tranquila y salgo con la cabeza muy alta de haberlo dado todo por el Partido. No tengo nada de lo que arrepentirme.
Sobre el futuro de Esperanza Aguirre, precisa:
Yo creo que la presidenta va a agotar la legislatura. Tiene todas las ganas para acabar aquí. Pero ella tiene muy buen recuerdo de su etapa en el Ayuntamiento y no me extrañaría que en algún momento acaricie esa idea. Ser alcalde de Madrid es una cosa fantástica
Y en cuanto a su salida, afirma que era lo mejor que le podía haber pasado:
Ella, básicamente, lo que me dijo es que había perdido la confianza. Que necesitaba en este momento en el partido alguien de su absoluta confianza y yo entiendo que en yo no sea la persona indicada. Entiendo que necesite a alguien de otro perfil, que desde luego no es el mío. En el fondo, la presidenta me ha hecho un favor, porque desde hace tiempo no estaba cómodo en este partido, en esta organización regional. No había tomado la decisión, y a veces es bueno que a uno le empujen a hacer algo que no ha sido capaz de decidir por sí solo. Al final, también agradecido en eso.
