La epifanía de Rajoy.

MADRID, 1 (OTR/PRESS)

En nuestra cultura cristiana, el concepto «Epifanía» no tiene más significación que la relativa a los Reyes Magos, pero basta ir un segundo al diccionario y allí nos encontramos con que el término en cuestión en su significado laico y civil es el de «manifestación, aparición» y sólo cuando se refiere a los Reyes Magos se escribe con mayúscula. Aún sabiendo que Rajoy y con él millones de españoles celebramos la fiesta de Reyes, cuando se trata de hablar del Presidente «in pectore» se ajusta más a la realidad la acepción laica del término: «manifestación, aparición».

Difícil será que el próximo gobierno se libre de manifestaciones, pese a que Toxo, líder de CC.OO ya haya dicho que «en invierno hace mucho frío en la calle». Cuando en 2012 España debe pagar casi 300.000 millones de euros en vencimientos de deuda, los sacrificios y apreturas están garantizados . No tenemos dinero, no hay dinero y aunque González Pons afirme que «habrá que hacer magia con el dinero», ya hemos visto que lo de la magia no vale cuando de euros se trata. Los tenemos o no los tenemos y como no los tenemos, de algún sitio habrá que sacarlos. Ayer Rajoy dijo a sus barones que revisen sus gastos de arriba abajo, de manera que a partir de ahora, todos al menú del día, mejor un desayuno que un almuerzo o cena y que como la austeridad– ¿por qué no hablamos de pobreza?- no debe estar reñida con la dignidad, donde antes se ponía jamón de Jabugo, ahora tortilla de patatas y todos casa.

Cuando temple el clima, la «manifestación» será una realidad como lo es en muchos países de Europa y ya lo está siendo en Cataluña, que, por supuesto, también es Europa y, desde luego, España mientras no se de muestre lo contrario.

Pero lo que asusta a cualquiera es la «aparición». Es , un fenómeno siniestro aún cuando lo que se aparezca sea el tiempo feliz. En cualquier caso, Rajoy va a tener más de una «aparición» en forma de paro que promete dispararse, de llamadas a independencias que en el fondo no quieren ni quienes las proclaman… La «aparición» puede adquirir forma de seria crisis institucional si el asunto Urdangarín no se cierra pronto y bien y puestos a pensar en «apariciones» no hay que descartar al mismísimo Franco. Como no ha habido tiempo en treinta años para plantearse lo que ahora plantea el Gobierno en funciones, también esto le va a tocar al primer gallego que democráticamente llega al Poder. La epifanía -con minúscula- que le espera a Rajoy no es pequeña. Las «apariciones» prometen ser muchas. Para no caer en mayor barullo, solo desear que nuestro próximo Presidente no entre en alucinación. Confieso que viendo el panorama lo comprendería.

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