Se ha hecho gala de una insoportable hipocresía por gran parte de los que ahora reivindican que allí estuvieron aunque se borraran durante varios meses
Haciendo gala de su ancestral torpeza, los socialistas se entretienen estas navidades echándose los trapos sucios en público. Al manifiesto firmado por Carmé Chacón y los suyos, le sucedió el no firmado por Alfredo Pérez Rubalcaba, pero sí por los suyos. Al manifiesto de autocrítica y responsabilidad de los «de Chacón», le siguió otro a la defensiva «sólo porque ellos estuvieron ahí». Como ya adelantó Periodista Digital, Juan Fernando López Aguilar emerge, del lado de Chacón, como uno de los arietes contra el «viejo socialismo e impulsor del nuevo».
El Partido Socialista es un hervidero de ideas no exento de intereses políticos e incluso particulares. Los que creían tener asegurada su silla en el Comité Federal, ahora tiemblan ante el congreso de febrero. Todo depende de si gana la secretaría general su candidato, Rubalcaba. En caso de que sea Chacón quien se haga con el control de partido, muchos verán seriamente perjudicada su carrera profesional. Y esto también se nota mucho dado lo poco que queda por repartir tras la severa caída de votos en las últimas elecciones.
Todos estuvieron ahí, los unos y los otros, pero mientras unos llaman a la autocrítica, piden más democracia interna, conectar con la población y adecuarse a los tiempos mirando al futuro, los otros miran al pasado y llaman a la justificación. No es de extrañar que el ex presidente Rodríguez Zapatero se sienta atrapado entre dos fuegos, más bien asqueado debería estar. Especialmente porque durante toda la imposible campaña de Rubalcaba se ha hecho gala de una insoportable hipocresía por gran parte de los que ahora reivindican que allí estuvieron aunque se borraran durante varios meses.
Los del futuro de Chacón piden más democracia interna. Los del pasado, de Rubalcaba, piden reconocimiento a los aciertos, pocos o muchos de los gobiernos de Zapatero, donde ellos estuvieron. Pero hechos son amores y no se puede olvidar que fue precisamente Rubalcaba quien quiso cerrar el paso a la democracia interna que pidió el líder madrileño, Tomás Gómez, y perdió. Y también fue Rubalcaba el que impidió el paso a la democracia interna en el caso de la candidatura de Chacón…y también perdió.
En este caso fueron más de cuatro millones de votos los que perdió en las elecciones generales. La mayor desafección por el socialismo de toda la historia de nuestra joven democracia. Es un hecho que la crisis salvaje es la que ha tumbado al gobierno español. Lo hubiera tumbado igual, fuera de una ideología socialista o de una ideología conservadora, como se ha demostrado en otros países de Europa.
La diferencia estriba en que, que cuando ha perdido un gobierno conservador, la sangría de votos es menos estrepitosa. Va en la propia estructura del pensamiento. El origen de la crisis financiera mundial es el neoliberalismo salvaje. Y los que soportan esta ideología no abandonan a los suyos a su suerte.
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