José Ramón Caso era miembro del «sector Suarista» de la Unión de Centro Democrático (UCD), el partido que lideró la transición española encabezado por Adolfo Suárez, él ejercía de secretario de Organización.
En el verano de 1982 Caso fundó el Centro Democrático y Social (CDS) junto a Adolfo Suárez asumiento el duque el cargo de presidente y Caso el de secretario general.
Durante la etapa en la que el CDS estuvo liderado por el tandem Suárez-Caso, el partido logró más de 20 diputados (algunos procedentes de otros partidos como Ramón Tamames), 7 eurodiputados en Estrasburgo (liderados por el propio Caso).
También logró la presidente del Gobierno de Canarias (Olarte, hoy en CC) y varias alcaldías de capitales de provincia, entre ellas la alcaldía de Madrid (el fallecido Agustín Rodríguez Sahagún), las de Ávila, Segovia o Las Palmas de Gran Canarias. Así como representación en la practica totalidad de parlamentos autonómicos, incluídos los de Cataluña (con Fernández Teixido, hoy en CiU) y los del País Vasco (con Chus Viana). No obstante entre 1991 y 1993 el CDS fue borrado del mapa en todas las convocatorias electorales.
EL DUQUE DE SUÁREZ
«Yo tuve la fortuna de conocer a Adolfo Suárez antes de su designación como presidente del Gobierno, tenía un conocimiento de él. Y, cuando fue nombrado presidente del Gobierno empecé a ayudar al equipo de colaboradores, lo que luego serían sus asesores, trabajando en la elaboración de programas y cosas por el estilo, antes de que se formara la UCD»
UNIÓN DE FAMILIAS EN LA UCD
La UCD ganó las elecciones de 1979, pero se autodestruyó por las constantes peleas internas entre las «familias» (los democristianos, los liberales, los «azules», los «suaristas», los socialdemócratas y los procedentes del antiguo Partido Popular).
«Bueno, fue una historia apasionante, un momento muy delicado en que, probablemente, no había tanta preocupación en las principales cabezas que formaron la UCD por constituir un proyecto político a largo plazo como por afrontar las tareas urgentes de la transición, en que había tensiones de todo tipo, tensiones políticas, tensiones económicas, tensiones con el cambio de una sociedad autoritaria a una sociedad democrática. Y en medio de una profundísima crisis económica, que se parece bastante a la que estamos pasando en estos momentos.
«Y no había cultura de partido en aquellos grupos o personas que tenían más inquietud en los últimos años del periodo franquista por evolucionar hacia una sociedad democrática. Y, por tanto, no se trabajó, no había esa conciencia de sacrificar muchas ilusiones de unos y de otros al servicio de una idea común. Y, por tanto, bueno, al final fue inviable el proyecto de UCD»
EL FRACASO DE LA OPERACIÓN ROCA
Tras disolverse la UCD, en las elecciones de 1986 dos formaciones se disputaban el espacio de centro frente a PSOE y AP. El CDS de Suárez y Caso y el PRD (‘La Operación Roca’). El resultado fue que el CDS logró 19 escaños y el PRD no logró ninguno.
«La operación reformista, el Partido Reformista Democrático, yo respeto mucho a las personas que formaron parte de ella (Antonio Garrigues Walker, Florentino Pérez) y muchos eran amigos.
Y yo creo que partió de un concepto erróneo.
Durante todos aquellos años las relaciones, desde siempre, desde la UCD, que tuvo Adolfo Suárez con la cúpula dirigente de Convergencia i Unió era razonablemente buena, con el señor Pujol, con don Miquel Roca. Se habló muchas veces de, porque muchas baterías económicas y sociales no difería tanto el pensamiento, de posibles colaboraciones para arbitrar una alternativa sólida.
El problema de esas relaciones siempre fueron que Convergencia reclamaba la exclusividad de, por así decirlo, de la representatividad política en Cataluña. Es decir, Convergencia cuando hablaba con nosotros estaba dispuesta a llegar a una fórmula de entendimiento parecida a la que luego desarrolló la opción reformista. Es decir, el Partido Reformista existía en el resto de España pero no existía en Cataluña. Y Convergencia era, digamos, el centro de Cataluña sin que hubiera representación de un pensamiento conjunto, del conjunto de los españoles en ese territorio. A eso se negó siempre Adolfo Suárez y fue la razón por qué nunca hubo ese acuerdo.
Y, entonces, Convergencia llegó a ese acuerdo con una opción, digamos, de diseño, de diseño intelectual pero sin anclaje en la sociedad española, un pensamiento respetable, como era el pensamiento que tenía el Partido Reformista, personas respetables, algunas de gran valía personal; pero no anclada en el trabajo, en la sociedad española. Y, claro, esa fórmula, que reservó la exclusividad a Cataluña condujo a que CiU tuvo en el año 86 en Cataluña los mejores resultados de su historia. Pero el Partido Reformista no sacó ningún diputado en el resto de España, porque los españoles, a pesar de que tuvo muchos recursos económicos aquella opción no creían que era un partido, un partido incordiando en la realidad española.»
PACTO CON EL PP DE 1989
Varios analistas señalaron que el hundimiento del CDS en las municipales que 1991, que causó la dimisión de Adolfo Suárez, fue debido al pacto que el partido centrista firmó con el PP en 1989 para presentar unas mociones de censura contra el PSOE en varios ayuntamientos, entre ellos en Madrid, donde Agustín Rodríguez Sahagún (amigo personal de Suárez, logró ser alcalde, siendo la tercera fuerza).
«Hacer análisis retrospectivos de cómo hubiera sido la historia si se hubieran hecho otras cosas, bueno, es un divertimento intelectual pero no conduce a gran cosa. Es difícil saber si si no se hubiera hecho aquel acuerdo si el CDS hubiera aguantado mejor, como hubiera aguantado el CDS la retirada de la política de Adolfo Suárez, que ahora visto desde la experiencia sabemos que, si no se hubiera producido en aquel momento, en el año 89, se hubiera producido poco después por los problemas de salud de su familia.
«Es muy complicado de saber, si es cierto que aquellas mociones de censura tenían una lógica, tenían una lógica. Adolfo Suárez y la comisión ejecutiva del CDS estábamos muy preocupados porque ambas fuerzas políticas, y muy particularmente el Partido Socialista que gobernaba la nación y buena parte de las comunidades autónomas y de los principales ayuntamientos, se había acostumbrado a pensar que, como no habíamos tomado la decisión de hacer mayorías de Gobierno, en el año 87, podían hacer lo que les diera la gana».
«Daban por sentado que no íbamos a hacer gobiernos de coalición y, por tanto, teniendo una mayoría relativa funcionaban como si tuvieran una mayoría absoluta. Con un desprecio al diálogo entre fuerzas que es esencial cuando no hay mayorías absolutas. Intentar hacer mayorías y llegar a acuerdos en función de los temas que se debata, no para todo, pero para algunos temas relevantes. Y entonces eso nos preocupaba, se estaba intentado, por así decirlo, marginar la fuerza y la representación que tenía el CDS, dando por sentado que no nos íbamos a atrever a hacer alguna otra cosa».
«Y también valoramos, con mucho cuidado, y ahí tenía razón Fernando Castedo, en las apreciaciones que les hacía; que eso podía conducir a una ofensiva mediática muy fuerte contra el CDS; bien si hacíamos una mayoría con el PSOE en algunas instituciones, cosa que era muy difícil porque la tensión en el parlamento nacional era muy fuerte, la crítica que hacíamos en aquellos momentos a determinadas medidas que tomaban los gobiernos de Felipe González era muy fuerte, y no se hubiera entendido de ninguna manera.
Y se pensó que si dábamos algún toque de aviso, no hacer gobiernos de coalición en todos donde podíamos hacerlo, que eran multitud de ayuntamientos, diputaciones y comunidades de España, para desalojar del poder al Partido socialista y que aprendiera que, tenía que gobernar, como mayoría relativa en la situación de equilibrios inestables. Pero que eso podría desvirtuar, totalmente, la visión del CDS como la opción independiente, nos convertiría en una opción, digamos, complementaria del Partido Popular. Y eso no queríamos».
«E iniciamos unas conversaciones con el Partido popular encaminadas a hacer sólo un par de mociones en algunos puntos para demostrar al Partido Socialista que no seguía gobernando, que no tenía la mayoría absoluta que había gozado desde el año 82 hasta el año 86/86 en los ayuntamientos y que, por tanto, tenía que gobernar de otra manera».
«Esa era la intención de aquellas conversaciones que acabaron con la moción de censura en el ayuntamiento de Madrid y en la Comunidad de Madrid; y en el gobierno de coalición en Castilla y León».
EL PSOE INTENTÓ «COMPRAR» EDILES DEL CDS
El ex secretario general del CDS explicó que lo que más ayudó a que se decidieran a dar el «sí» al PP fue que el PSOE intentara «comprar» con cargos a varios ediles del CDS, como fueron los casos de Javier Soto y Martínez Parrondo.
«Aquellas mociones, finalmente, se llevaron adelante cuando todavía se estaban discutiendo, ósea, no teníamos tan claro que es lo que había que hacer y seguíamos dándole vueltas. Pero hubo un intento por parte del Partido Socialista en el ayuntamiento y en la comunidad de Madrid por que estaban inquietos de «comprar» políticamente a determinadas personas del CDS, para garantizarse la mayoría absoluta y hacer imposible ese intento de interferir en la vida política de otro partido fue lo que precipitó las mociones de censura, cuando todavía no se habían decidido tomarlas».
VALORACIÓN DE ADOLFO SUÁREZ
Como autor de una etapa legendaria en la historia política española, Adolfo Suárez es reconocido como presidente del Gobierno. No obstante, su labor como presidente de UCD primero y del CDS después, fue algo más cuestionada.
«Es obvio que, la etapa inicial, en el año 76; Adolfo no viene de una cultura de partido. Casi nadie venía de una acción de cultura de partido; los que tenían una acción de cultura de partido en España. Partido como organización de masas, básicamente que quedaban activos, eran unos muy pocos, el partido comunista y el partido socialista empezaban a hacer sus pinitos en los años anteriores. En el centro y el centro derecha no había cultura de partido, había cultura de clubs de amigos. La tarea enorme de Gobierno de la transición hace muy difícil, y más con una figura tan carismática y tan poderosa como es la de Adolfo Suárez, desarrollar los mecanismos de un partido moderno como voluntad de continuidad».
«Los líderes de UCD resentían mucho. Primero se arrimaron todos, claramente, al enorme liderazgo que desarrolla Adolfo Suárez en los primeros años de la Transición. En que es la figura en que muchos españoles confían como el que está llevando adelante la transición y nos está llevando a una democracia; y se apuntan, se apuntan».
«Cuando eso fracasa por los personalismos, Adolfo Suárez quiere hacer un partido, digamos, desde abajo, desde la raíz. Y colaboramos y lo intentamos poner en marcha desde el año 82. ¿Qué es lo que creo que le hace muy complicado ser un líder de partido? Que él, después de la experiencia de la Transición, se considera, de alguna manera, responsable fundamental del éxito de la democracia española y entonces tiene más en la cabeza, en todo ese período, los intereses generales del país que los intereses del partido. Le es muy difícil pensar como líder del partido y llevar… es decir, lo vemos todos los días; a veces, los medios y parte de la ciudadanía, rechaza las críticas, un tanto demagógicas, que hace cualquier partido cuando está en la oposición».
«Es muy «ilustrativo» ver lo que está pasando con esto de las amnistía fiscales, cómo lo que se negaba hace tres meses, en la oposición, se considera como una medida decisiva y que hay que tenerla cuando uno llega al gobierno. Ese juego de la oposición puedo decir cualquiera cosa. Le era imposible a Adolfo Suárez. Es decir, cualquier problema que tuviera una cierta entidad tenía tendencia a verlo como ¿qué le interesa a mi país por encima de lo que le interesa a mi partido? y eso no le hacía un buen líder de partido para ganar unas elecciones».
Con la colaboración de Daniel Jarreta y J. F. Lamata