El PSOE incorpora I+D+i a la democracia

Elena Valenciano reprende a Rajoy por gobernar sin pedir permiso

¿Cómo se atreve a tomar decisiones en el Consejo de Ministros sin la autorización de Ferraz?

Elena Valenciano, la chica de ayer del PSOE, compañera de Liceo Francés del añorado Antonio Vega e hija de un médico que no pudo hacer nada mientras agonizaba UCD entre sus brazos, se ha hecho mujer.

Apenas hace unos meses era aquella sombra del candidato socialista en los telediarios, en las fotos de campaña, cuya omnipresencia despertaba la curiosidad de millones de españoles: ¿quién es esa chica que sale al lado de Alfredo? Pero ahora ya chupa cámara por su cuenta y riesgo, ya le ha cogido el puntito a las «alcachofas» y los chicos de la prensa y, a éste ritmo vertiginoso, no parece que vaya a transcurrir mucho tiempo hasta que llegue el día en el que salga Rubalcaba a su lado y le pregunte un español a otro: ¿quién es ése señor con barba que sale al lado de Elena?

En tan sólo cinco meses ha dejado en la cuneta a Leirepajines, a Trinidadjiméneces, a Elenasalgados, a Carmachacones, a nombres de mujer que han pasado de musas de Zapatero a herejes condenadas a ser quemadas en la hoguera por la nueva inquisición de la calle Ferraz. Por lo visto, tener enfrente a esta mujer es como tener enfrente a Nole en una pista de tenis. Lo describía plásticamente su ex marido, Quico Mañero, en una confesión al periódico El Pais:

Cuando me enteré por la radio del coche que en las primarias de 1998 ella apoyaba a Josep Borrel y Bono a Joaquín Almunia, mi reacción inmediata fue exclamar: lo siento, Almunia, pero con Elena enfrente ya puedes darte por perdido.

Esta es la mujer que, ayer mismo, ponía en duda la legitimidad de algunas medidas que está tomando el Gobierno de Rajoy, el copago farmacéutico, los ajustes en Educación, las alternativas para TVE, con una frase que se merece el premio a la política con más ovarios de España:

Están tomando decisiones para las que no han recibido permiso.

¿Cómo recibe permiso para tomar decisiones un gobierno elegido por mayoría en las urnas? ¿Elevando una instancia a qué institución? ¿Cuál es el mecanismo postelectoral que concede licencia para gobernar a los elegidos por los ciudadanos? Esa es la aportación en I+D+i a la democracia que sugiere el PSOE, ahora que casualmente está en la oposición.

Éramos pocos, teníamos pocos problemas, y Elena Valenciano, en nombre de 110 diputados, descubre el secreto mejor guardado de la democracia española: que los gobiernos no se eligen en las urnas para gobernar, sino para pedir permiso para gobernar. Los Consejos de Ministros sólo deben ser reuniones de amiguetes, tertulias de cafelito para la foto y no sesudas reuniones para tomar medidas, ultimar decretos y marcar el rumbo de un país que, por cierto, hace años que va a la deriva.

Pero es interesante éste original punto de vista de Elena Valenciano. La pena es que no lo hubiese hecho público antes, cuando Zapatero (con minoría parlamentaria) hizo tantas cosas por su cuenta y riesgo y tantos españoles le habrían agradecido que hubiese pedido permiso:

  • Permiso para despreciar la bandera de Estados Unidos, que España pagó con un largo y devastador desdén de la Casa Blanca.
  • Permiso para aprobar leyes de farol, con nombres rimbombantes, Igualdad, Dependencia, cosas así, pero sin noticias de cash presupuestario.
  • Permiso para endeudarse hasta las orejas.
  • Permiso para ocultar las dramáticas cifras del déficit público.
  • Permiso para sisar, con nocturnidad y alevosía, en los fondos de pensiones consagrados en el Pacto de Toledo.
  • Permiso para darle rienda suelta y esperanzas constitucionales a las fantasías separatistas catalanas.
  • Permiso para despilfarrar, para llevar un libro B de la contabilidad del Estado, para comprar votos con cargo a los Presupuestos Generales, para anunciar brotes verdes sin pestañear, para  inscribirnos en falso en la champions league, para camuflar la anorexia en Sanidad y la decadencia en Educación. Permiso, en fin, para mentir o, dicho más eufemísticamente, para no decir la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad.

¿Dónde estaba Elena Valenciano, qué hacía, por qué se callaba, mientras ZP no pedía permiso para hundir a éste país?

La chica de ayer del PSOE, ha descubierto en la oposición lo que su compañero de liceo Francés, el líder de Nacha Pop, en su inmortal streeptease musical: el sitio de su recreo. Donde le lleva su imaginación, donde con los ojos cerrados y con la boca abierta, pretende volver a lugar donde gobernó.

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Autor

Antonio Chinchetru

Licenciado en Periodismo y tiene la acreditación de suficiencia investigadora (actual DEA) en Sociología y Opinión Pública

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