Antonio Basagoiti, el sobrino al que su tía Asunción le llevó por el mal redil de la política, acaba de lanzarle un órdago a Patxi López: ¡o yo o el caos!
Patxi López prefería ambas cosas, naturalmente. A Basagoiti y al caos, todo junto y revuelto, en una cama redonda consentida por la que iban pasando todas las sensibilidades políticas de Euskadi. El PP era su pareja de hecho oficial con el que traía leyes al mundo. Pero el morbo abertxale le pone al lendakari como una moto, le despierta un inconfesable instinto básico y, de paso, le permite mantener la política de ponerle una vela Dios y otra al diablo.
La fiesta socialista vasca se acabó. El triángulo amoroso que lleva tres años practicando Ajuria Enea se ha roto y, el último farol que se ha tirado el lendakari en su partida de mus parlamentaria, ha tenido cumplida respuesta del musolari popular: ¡órdago a todo!
Patxi López jugó demasiado fuerte a la grande, a la insumisión a la Reforma Laboral y las medidas de control del déficit de Madrid. No había visto ninguna seña entre la pareja Basagoiti y Rajoy, entre el PP vasco y el PP nacional, y lanzó el envite convencido de que, una vez más, iba a meter a Moncloa en casa. Pero no contó con el impulso irrefrenable del secretario general del PP de Euskadi, que es del mismo Bilbao.
Basagoiti no tiene una gran jugada, pero tiene muy poco que perder. Ptaxi, tampoco está como para tirarlo, pero se juega mucho más. No es la partida ya perdida de antemano de Euskadi, sino la partida que le gustaría ganar en Estado español.
Como en política, lo mismo que en el mus, vale mentir con la boca, el gobierno vasco se ha apresurado a recordar que la potestad para adelantar elecciones la tiene el lendakari. Pero en Ajuria Enea saben perfectamente que si Basagoiti se planta puede pasar una de estas tres cosas:
- Que intente gobernar en minoría, sin el apoyo parlamentario del PP (Complicado)
- Que se lo monte con el PNV, que pondría al socialismo vasco a los pies de los caballos electorales dentro de un año (Arriesgado)
- Que se arriesgue a una moción de censura. (Suicida)
La salida autónoma y autonómica de Antonio Basagoiti ha pillado a Patxi López con el pie cambiado. Necesitaba éste año de serenidad para preparar su desembarco de Normandía en Madrid, donde le espera el Rubalcanismo para que sea su Mesías Prometido en las primarias del PSOE.
No le conviene salir en los periódicos como el culpable de un sonado y sonoro divorcio constitucionalista en Euskadi. Estropearía su currículo ese borrón en su hoja de servicios a España. Perdería dos palacios en una sola mano: el de Ajuria Enea, en el que ya es un «okupa» con orden de desahucio, y La Moncloa, que se le ha asignado como herencia hipotética en el testamento de Alfredo Pérez Rubalcaba.
Esta jugada de mus en Euskadi jamás la habría aconsejado Rajoy, como buen gallego. Pero es un peligro cuando se la plantea un vasco a otro, un Patxi a un Basagoiti, porque te sale respondón sin encomendarse ni a Dios, ni al diablo, ni al inquilino de La Moncloa. Sigan ustedes atentos a la jugada. Promete nuevos capítulos apasionantes.
Basagoiti ha recogido la baraja, la ha depositado a su derecha y ha exclamado:
«¡No hay mus! ¡Corto y órdago a la grande…!