Con la presencia de algunos destacados miembros del PP nacional y autonómicos, como Ignacio Astarloa, Pablo Casado, Javier Fernández-Lasquetty, Ana Botella o Cayetana Álvarez de Toledo (que compagina su puesto de diputada con sus actuales responsabilidades en la Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales), ha arrancado este 29 de junio de 2012 la novena edición del Campus FAES en un agradable hotel rural de Navacerrada, en la sierra madrileña. La sesión inaugural ha corrido a cargo de José María Aznar y María Dolores de Cospedal.
A pesar de que la intervención de él ha sido más breve que la de la presidenta de Castilla-La Mancha, el ex presidente del Gobierno ha sido la estrella destacada. No en vano juega en casa. El preside FAES y este campus es siempre un evento en el que se siente cómodo y relajado. Mientras Cospedal y otros dirigentes populares charlaban en los minutos previos al inicio de las intervenciones, Aznar recorría la mesa en forma de U por la que se distribuyen los alumnos saludando personalmente a todos y cada uno de ellos.
Algo ha cambiado este 2012 con respecto a las anteriores ocho ediciones. Por primera vez es la escuela de verano del think tank de un partido que está en el poder. También, por primera vez, entre los ponentes hay ministros españoles en ejercicio. No tan sólo ex o aspirantes a ministro. Y, a pesar de que el encargado de clausurarlo vaya a ser Mariano Rajoy, la novedad radica en que en esta ocasión es jefe del Ejecutivo y no sólo líder de la oposición.
Y ese dato concreto, “por primera vez clausurará el presidente del Gobierno” ha sido destacado por Aznar en la inauguración. No ha olvidado destacar que la otra cuestión que hace diferente esta edición de las anteriores es la profunda crisis económica que vive España. El suyo ha sido un discurso breve para dar entrada a Cospedal, que se ha extendido más en profundidad.
Cospedal acumula cargos, y eso se nota en el discurso. En ocasiones parecía estar hablando la secretaria oficial de un PP en el poder, y en calidad de portavoz oficiosa de Rajoy, y en otros momentos era la intervención de una presidenta autonómica. El suyo ha sido un discurso que ha apelado a la historia, para demostrar que el Viejo Continente puede salir de las crisis apostando por “más Europa” y también lanzaba propuestas para el futuro inmediato, también apelando a esa misma idea de “más Europa”.
Ha habido toques de atención sutiles, en sus apelaciones a Europa, a instituciones españolas. Considera “extraordinariamente” necesario que el Banco Central Europeo “sea el auténtico órgano supervisor de nuestro sistema financiero”. Denota esa frase, aunque no lo haya dicho, cierta desconfianza hacia un Banco de España que vivió sus más tristes horas bajo el mandato de un MAFO al que desde el PP siempre se ha apuntado como uno de los responsables de la crisis de las cajas en general y de Bankia en particular por fallar en la supervisión.
Sin nombrar, los toques de atención de Cospedal nunca han señalado de forma abierta a sus destinatarios, ha criticado a CiU o al socialista Patxi López. Ejerciendo de presidenta regional ha dicho que las comunidades no deben enfrentarse al Estado y el Gobierno. La frase clave: “las comunidades autónomas somos el Estado, una parte importante del Estado”. Con esa estrategia de ‘decir sin decir’ ha apostado por un proceso de recentralización. Del futuro del sistema autonómico ha afirmado: “tenemos que ver que tenemos que reformar, afinar, que quitamos y que dejamos de ese modelo”.
También ha parecido querer responder a las críticas generalizadas hacia el Gobierno de Rajoy desde hace meses. Ha dicho que los Gobiernos “tiene que gobernar, que es tomar decisiones”. ¿Crítica velada, de una europeísta convencida, hacia los hombres de negro bruselenses y los tecnócratas impuestos desde la UE? Ha afirmado además que los Ejecutivos tienen que trabajar para hacer reformas, no para ganar elecciones, y que deben decir la verdad a los ciudadanos.
En lo referido al ambiente, entre los asistentes al curso no parece haber un ambiente de euforia. Quienes hayan acudido otros años podrán haber percibido en otras ocasiones un mayor optimismo, ante el convencimiento de que La Moncloa era una fruta madura. Pero en esta ocasión la crisis no da para alegrías. Por cierto, que no falta cierta desazón ante lo que se han encontrado. En el jardín y la terraza se han podido escuchar conversaciones referidas a una administración que sigue copada por altos cargos puestos por el Gobierno de ZP sin que parezca que vayan a ser retirados. “Es algo habitual en nuestro partido”, confesaba alguien.