Arranca el 5 de julio de 2012 el último de los cursos de esta edición Campus FAES. Dirigido por Ignacio Astarloa, es el que tiene una mayor carga política tanto por su temática, se titula ‘1812-2012: De la primera Constitución al constitucionalismo del futuro’, como por los ponentes. No en vano arranca con la intervención de Soraya Sáenz de Santamaría y cuenta con la intervención de varios ministros actuales. Entre el público asistente han aparecido figuras conocidas como Regina Otaola o Nerea Arzola.
La intervención de Soraya Sáenz de Santamaría había generado una gran expectación. Sin embargo ha defraudado, ha sido un discurso plano, sin grandes novedades. De hecho, hasta en la sala de prensa ha habido cierto desconcierto por parte de los periodistas sobre qué contar en las piezas para sus medios. Básicamente pueden destacarse unas pocas ideas. La vicepresidenta ha dicho que se han eliminado 80 empresas públicas y ha animado a los gobiernos autonómicos a que sigan el ejemplo. Es una gota de agua en un océano. La propia ‘número 2′ del Ejecutivo ha recordado que existen unas 4.000 compañías de este tipo, y que casi toda son propiedad de las comunidades autónomas. A esas mismas administraciones regionales se les ha mandado un mensaje: aquellas que no sean serias con sus cuentas pueden recibir la visita de una comisión de Hacienda.
Y un anuncio sobre la Administración General del Estado: se va a crear una central única de compras, en vez de una por ministerio, para así ahorrar más a la hora de contratar proveedores. Sobre las propiedades inmobiliarias, el Estado posee 50.000, y los alquileres, ha dicho que se está empezando a utilizar mejor el patrimonio propio y que se ha conseguido ahorrar 17,5 millones de euros. Y ha dicho algo que puede no sentar muy bien a muchos ediles, tanto de su partido como del resto de formaciones políticas. Habrá cambios legislativos que fijarán los sueldos que pueden cobrar alcaldes y concejales, en función de las características de los municipios. Además, dichas retribuciones se publicarán.
En cuanto a lo referido a la UE, nada sorprendente: «hace falta más Europa» y «es preciso asentar el euro en una arquitectura institucional común»; nada que no se haya oído antes en este Campus FAES 2012.
De tono muy diferente ha sido la siguiente ponencia, a cargo del presidente de la Fundación Ortega y Gasset-Gregorio Marañón, José Varela Ortega. Ha sido una erudita intervención histórica sobre la herencia de la Constitución de 1812, aunque con algunas referencias a la política española más reciente. Así, ha lanzado varias ‘puyas’ al anterior jefe del Gobierno. Tras criticar al más importante presidente de la II República, ha dicho: «Lo de Zapatero es lo mismo que lo de Azaña, pero con 50.000 libros menos en la cabeza». Sobre la cultura política española ha explicado: «Desde la Constitución de 1812 hasta 2004, Felipe González incluido, aquí el eje central era la soberanía nacional». Y eso se rompe, en su opinión con la frase de ZP de que el concepto de nación es discutido y discutible. Para Varela, eso «es como si un Papa dice que ‘esto de Cristo no está muy claro'».
Para Varela:
«La formulación de nación y libertad, la unión de ambas cosas, es el legado fundamental de la Constitución de 1812».
Tras la ponencia, y en el descanso, un grupo de jóvenes asistentes al curso han bromeado con Periodista Digital por haber contado que los alumnos no solían acercarse a hablar con figuras de gran talla intelectuales que han pasado por el Campus como Arthur Laffer o John Elliot. Uno de estos alumnos ha dicho: «cuando le leí, justo habíamos estado hablando con Elliot». Han reconocido, eso sí, que son la excepción. Y habrán salido ganando, como Ignacio Astarloa había comentado a este redactor, el hispanista británico es una persona con la que resulta muy interesante conversar.
Mientras Varela hablaba, había bajado la presencia de periodistas. Vuelve a subir, si bien no hasta el grado extremo alcanzado cuando habló Sáenz de Santamaría, con la intervención de Ana Mato. La ministra de Sanidad, Asuntos Sociales e Igualdad ha sido presentada por el consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid, Javier Fernánez-Lasquetty. Mato ha arrancado su ponencia con un toque histórico-erudito, citando íntegro el artículo 13 de la Constitución de Cádiz:
«El objeto del Gobierno es la felicidad de la Nación, puesto que el fin de toda sociedad política no es otro que el bienestar de los individuos que la componen».
Tras añadir que «pocas expresiones políticas contienen tanta pasión y entusiasmo como esas treinta palabras» ha pegado un salto de más de siglo y medio y recuerda que el artículo 1 de la Constitución de 1978 arranca diciendo que «España se constituye en un Estado, social y democrático de derecho». Más tarde, eso sí, en algún punto lo ha transformado y se ha referido a «este Estado social del bienestar». Ha sacado pecho de austeridad, y ha presumido de que su ministerio ha reducido el número de altos cargos en un 25%.
En cuanto a la gestión sanitaria, ha destacado que quieren mantener una prestación sin copago, pero que «tienen que pagar más lo que más tienen» en referencia a las medicinas. Así, no ha dicho nada del copago de las recetas pero sí ha presumido de que grupos como los jubilados o los parados sin prestación de desempleo no tienen que pagar por los medicamentos. También ha presumido de haber «puesto coto a los abusos del turismo sanitario, que nos costaba cada año 1.000 millones de euros».
Fuera de las políticas sanitarias, ha insistido en el compromiso del Gobierno con las medidas de la ley de dependencia y con la igualdad entre sexos:»Queda mucho camino por recorrer para que consigamos la igualdad real entre hombres y mujeres», y se ha referido a las diferencias salariales y en la necesidad de avanzar en políticas de conciliación familiar. También ha insistido en la lucha contra la «lacra» de la violencia contra las mujeres. Con respecto a estos últimos puntos ha lanzado el único anuncio de su ponencia, ¡un premio!:
«Vamos a poner en marcha una campaña de periodismo joven que premiará a aquellos trabajos que hayan contribuido de manera notable a la defensa y difusión de valores a favor de la igualdad y en contra de la violencia de género».
Otra idea que ha lanzado es que «las circunstancias económicas nos obligan a ser austeros y a cuidar muy bien dónde invertimos cada céntimo de los ciudadanos. Tal vez podría haber añadido, aunque no lo ha hecho, que esa misma política es la adecuada incluso en época de ‘vacas gordas’.