No sólo se lucraron con contratos públicos amañados: la trama corrupta en el ministerio de Interior de Rubalcaba también sirvió para espiar al PP
Es como el escándalo ‘Watergate‘ que acabó forzando al presidente Nixon a dejar la Casa Blanca, pero a la española y con un apestoso olor a negociete.
El diario ‘El Mundo’ destapa este 6 de agosto de 2012 otro capítulo de la trama de corrupción que habría afectado a altos cargos del Ministerio del Interior cuando éste era dirigido por Alfredo Pérez Rubalcaba.
Si este domingo nos enterábamos de que altos cargos habrían amañado concursos públicos para hacerse con sustanciosos contratos, este lunes nos hemos desayunado con el bombazo de que la misma empresa tapadera fue usada para espiar al PP.
No a distancia ni ocasionalmente, sino desde el número 15 de la madrileña calle Génova, justo al lado del edificio donde tiene su sede central el partido Popular de Mariano Rajoy.
‘La banda de Interligare’, tal y como al parece se la conoce ya en ámbitos policiales, alquiló dos pisos en la calle Génova, uno de ellos en el número 15, a sólo 12 metros de la sede nacional del PP.
Desde allí, siempre según los informes de la policía judicial que cita ‘El Mundo’, y con maletines de procedencia israelí que podrían haber sido prestados por la propia Policía, se habrían realizado sin problemas las escuchas telefónicas.
En agosto del 2009 la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, denunció públicamente que altos cargos de su partido estaban siendo sometidos a escuchas ilegales.
A falta de pruebas tangibles con las que respaldar el asunto, la denuncia no tuvo consecuencias legales y Cospedal fue duramente criticada por atreverse a decir cosas de tanta importancia.
Unos meses después y dentro de una acalora discusión el propio Rubalcaba se dirigió al popular Carlos Floriano espetándole la amenazadora frase «ten cuidado porque veo todo lo que haces y oigo todo lo que dices».
En aquel momento, como ahora, Floriano tenía un despacho en Génova 13.
La actual presidenta de Castilla La Mancha aventuró la posibilidad de que estas escuchas se estuvieran llevando a cabo a través del sistema Sitel, cuya existencia se descubría en aquellas fechas.
Pero Cospedal desconocía que es casi imposible interceptar ilegalemente comunicaciones a través de este sistema, porque se requiere un número profesional de agente, lo que dejaría una huella «rastreable«.
Según los informes de la Policía judicial, la banda Interligare lo llevó a cabo con maletines móviles de última generación, llamados GI2 que es «lo mejor que hay en el mercado para ejecutar operaciones encubiertas y sin autorización judicial».
Estos maletines cuestan en torno al millón de euros y en España cuentan con ellos la Policía -La Unidad Central de Apoyo Operativo (UCAO)- la Guardia Civil y el CNI. Estos permiten escuchar las conversaciones en un radio de 500 metros.
Entre uno de los pisos alquilados por Interligare y la sede de los populares apenas hay 12 metros, distancia más que suficiente para pinchar los teléfonos con estos sofisticados maletines.
LA TRAMA INTERLIGARE
Fue en los informes oficiales elaborados por la Brigada de Delincuencia Económica, donde se investigaba la trama de corrupción de Interligare donde apareció la información sobre el posible espionaje.
Según afirman Eduardo Inda u Esteban Urreiztieta en ‘El Mundo‘, durante esta investigación se descubrieron dos pisos, cuya cercanía a las sedes del Partido Popular hizo sonar todas las alarmas.
Cobijados bajo el paraguas de una empresa tapadera –‘consultora de inteligencia y seguridad’ llamada ‘Interligare‘, los altos cargos de Interior – Gabriel Fuentes, Luis Luengo y Miguel Ángel Fernández Rancaño y varios más según el diario ‘Libertad Digital’– amañaron pliegos de condiciones para la concesión de proyectos y subvenciones que podrían haber ascendido a los 2,4 millones de euros, según la Policía Judicial y los informes de la Brigada de Delincuencia Económica.
QUIÉN ES QUIÉN EN LA MADEJA
Estos son los protagonistas de la trama de Interligare, la tapadera usada por la cúpula de Interior en la era de Alfredo Pérez Rubalcaba para lucrarse con contratos públicos amañados, y también espiar en los despachos del PP.
Curiosamente, muchos de ellos comparten amistades como José Blanco y Baltasar Garzón, de quien afirma ‘La Gaceta’ que medió para que Interligare lograra una adjudicación a dedo.
Cuenta el diario del Grupo Intereconomia que la Audiencia Nacional adjudicó a dedo a Interligare la creación de un programa informático para almacenar los datos de las personas supuestamente desaparecidas tras la Guerra Civil y que investigaba el entonces juez Baltasar Garzón.
«Fue precisamente a propuesta de Garzón por lo que se le otorgó a esta empresa de informática la obra, ya que el ex magistrado mantenía buenas relaciones con algunos de sus directivos, entre ellos los comisarios de Policía Luis Luengo y Gabriel Fuentes».
LOS PECES GORDOS
José Luis Martín Juárez: Presidente de Interligare. amigo íntimo del exministro José Blanco. La Policía le considera el «cuarto hombre» de la trama de corrupción.
Miguel Ángel Fernández Rancaño: Consejero de Interligare. Fue jefe superior de Policía de Madrid durante los atentados del 11-M, y exmano derecha de Rafael Vera. Actual jefe de seguridad de La Caixa.
Gabriel Fuentes: Vicepresidente de Interligare. Exsubdirector general del Gabinete Técnico de Interior con Juan Alberto Belloch, ex comisario general de Información, actual asesor del ministro Jorge Fernández Díaz. Interior niega que tenga cargo oficial.
Luis Luengo: Era el encargado de adjudicar los contratos tras filtrar los pliegos de bases a Interligare. director general de Infraestructuras de Interior durante la era Rubalcaba. La Policía Judicial le considera como tercer cabecilla de la trama.
David y María Eugenia Luengo Riesco: Hijos de Luis Luengo, aparecían como directores generales de Interligare. María Eugenia era responsable del TAG -sección para trabajar con inteligencia social, una ONG que no llegó a ponerse en funcionamiento-. David era director de desarrollo de negocio, la cara visible de la empresa a la hora de captar nuevos proyectos.
José Manuel Martínez Sánchez: También era responsable de Interligare, y actualmente es director de seguridad de Acciona.
Antonio Vicent: Colaborador de Gabriel Fuentes e íntimo amigo de Baltasar Garzón.