Uno no deja de votar al PP y al día siguiente vota al PSOE
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Alfredo Pérez Rubalcaba se sometió la noche de este 17 de spetiembre de 2012 a las preguntas de seis periodistas en una entrevista en la 1 de TVE idéntica en formato y en proragonistas mediáticos a la que concedió hace una semana al canal público por excelencia Mariano Rajoy, de quien el líder del PSOE dijo que «se le está escapando el país de las manos».
Opacado a todas luces por la gran noticia de la jornada, que no fue otra que el anunció de dimisión de Esperanza Aguirre, como presidenta de la Comunidad de Madrid, Rubalcaba estuvo escurridizo.
Sus seis entrevistadores -Ignacio Camacho, del diario ABC; Victoria Prego, del periódico El Mundo; Anabel Díez, de El País; Carmen del Riego, de La Vanguardia; y Pilar Gómez, de La Razón-, a los que se sumó la moderadora, María Casado, intentaron ponerle en aprietos durante 50 minutos.
Sin éxito. Ni siquiera Anabel Díaz, la brillante periodista de su periódico de cabecera, logró sacarle algo tajante.
Anabel le recordó que las encuestas «no avalan» la política actual del PSOE y cuestionó que, «con esta situación», vaya a ser candidato a las próximas elecciones generales.
Pero una y otra vez el secretario general de los socialistas sorteó los golpes.
Incluso atacando a los ‘chicos de la prensa’, como cuando Pilar Gómez le preguntó si en las listas del PSOE se aceptaban imputados -al hilo del caso de José Blanco- y él replicó con desdén que no entendía la pregunta.
O como cuando despachó a Ignacio Camacho con un «me habla de algo que va a pasar con las elecciones generales«, cuando éste le preguntó si formaría Gobierno con IU, igual que ha hecho José Antonio Griñán.
A quien, por cierto, mostró su admiración, obviando el pequeño detalle del escándalo de los EREs.
Rubalcaba comenzó deseándole «lo mejor» a Esperanza Aguirre, siguió afirmando con solemnidad que él no pediría un rescate porque ello afectaría a «la marca España» y terminó reconociendo que es más fácil estar en la oposición que gobernar, porque allí los problemas se ven «desde la barrera».
En medio hubo un buen número de preguntas que se quedaron sin respuesta porque el socialista no estuvo por la labor de dar titulares.
O al menos no los que sus entrevistadores querían.
«¿El PSOE apoyaría una huelga general?», le preguntó Carmen del Riego. Largas.
«¿Cree que la socialdemocracia está a la altura de la crisis?, ¿Dónde están las propuestas de la izquierda?», quiso saber Anabel Díaz. Largas también.
«¿Usted cree que habría una buena respuesta de los mercados si nos negamos a hacer los recortes, como ustedes proponen?», le embistió Victoria Prego. Más largas.
Así pues, mucho dónde vas, manzanas traigo y poca chicha. Tanto escurrió el bulto que hasta aseguró que su partido tiene «poca responsabilidad» en la situación por la que atraviesa España si se cuenta sólo de diciembre, cuando el nuevo Gobierno asumió las riendas.
Olvidando algo que, a tenor de las últimas encuestas, los españoles en cambio no olvidan: que la mayoría de los problemas actuales tienen su origen en la herencia recibida.
Él, aun así, se mostró optimista:
«Uno no deja de votar al PP y al día siguiente vota al PSOE».
Argumento que, como subraya ‘El Semanal Digital’ en el análisis que hace de la entrevista televisiva, no parece calmar las aguas entre su militancia, inquieta por la incapacidad del partido de rentabilizar el desgaste electoral de Rajoy.