Felipe González, el Jedi de la izquierda española, ha mostrado la luz al final del oscuro túnel por el que caminan errantes el Estado y Cataluña: ¡hay que federalizarse, señores! Lo anunció en una conferencia que pronunció el mismo día en que no fue posible la paz entre Artur Más y Mariano Rajoy. —Felipe González apoya evolucionar la Constitución y adoptar el federalismo—
Nada más leer la reseña de tan novedosa e ingeniosa solución en las páginas de «El País», 21 de septiembre de 2012, debieron exclamar al unísono miles de españoles: ¡pero cómo no se nos habrá ocurrido antes, hombre! Treinta años perdiendo el tiempo con el Estado placebo de las autonomías, un remedio centrífugo que ahora resulta peor que la enfermedad centrípeta, y teníamos la pócima mágica del Estado Federal ante nuestras narices.
Es una bendición que éste país sin comillas, en el que 47 millones de habitantes están reproduciendo un patético ensayo sobre la ceguera, recupere a su antiguo Lazarillo del Guadalquivir para que le muestre el camino. ¡Gracias, Felipe!
¿Por qué no nos federalizó usted, Sr González?
Es una pena, eso sí, que no se le hubiese ocurrido antes. Cuando entró en La Moncloa con 202 diputados, las españolas le gritaban por las calles que querían un hijo suyo, era el rey del mambo, el mando y el BOE y le unía una estrecha amistad con Willy Brandt, un caballero teutónico experto en asuntos federales. ¿Por qué no se le encendió la bombilla durante 14 años al frente del negocio, Sr González?
A esa pregunta contestó al principio de su conferencia, con lo que «El País» califica de sorna y parte del personal podría calificar de cinismo:
«En su día hablar de federalismo era mentar la bicha»
¿A qué día se refiere de los 5.110 en los que Felipe González estuvo en el machito? Esa es la cuestión. Entre pactos de La Moncloa, ruidos de sables en los cuarteles, acoso y derribo a Adolfo Suárez, fotos de victoria en el balcón de El Palace, «cambios de chaqueta» de pana a chaquetas de franela, del no al sí a la Otan, del marxismo a la socialdemocracia, se conoce que no le quedó tiempo para levantar el Estado Federal que ahora predica en los púlpitos.
Al PSOE sólo se le ocurren «planes» cuando está en la oposición
Ése va a ser el nuevo mantra de la socialdemocracia española ¡Frente al independentismo que puede ir a Más, federalismo! Ya lo va pregonando por ahí Rubalcaba y lo repite Pere Navarro en Cataluña. Al PSOE es que se le ocurre todo cuando está en la oposición y no se le ocurre nada cuando está en el gobierno. Ahora se acuerda de que hay que preservar el Estado de Bienestar, que hay que evitar el rescate, que hay que ordeñar a los ricos, que no se puede jugar con la Educación y la Sanidad, que no pueden correr riesgos las pensiones, que no se puede primar a la banca y que el antídoto infalible contra el envenenado Estado de las Autonomías, es un Estado Federal.
Quizá tengan razón en muchas cosas. Pero, ¿por qué no se les ocurrió antes, hombre? Ahora resulta que Rubalcaba tiene un Plan pero no tiene un gobierno, tras siete años de tener un gobierno y no tener un Plan. ¡También es mala suerte!
Gobernanza y negocios: Dios los cría y ellos se juntan
El caso es que Felipe se ha pasado por la Escuela de Negocios ESADE, en Madrid, y le ha soltado un sermón sobre la gobernanza al respetable público presente, que debería estar compuesto por dirigentes de pymes, intrépidos ejecutivos, agentes de Bolsa y especímenes humanos de ése parque natural protegido.
No parece que en los tiempos que corren, con lo que ha ido apareciendo debajo de la alfombra de España, haya lugar más apropiado para hablar de la gobernanza que un foro de negocios. Los oyentes exprimen el jugo del poder en una conferencia de un ex poderoso, y Felipe hace un business de más de 20 mil euros del ala, que es lo que cuestan sus sermones de la montaña. Dios los crea y ellos se juntan.