El discurso de José María Aznar en el acto de entrega del Premio FAES de la Libertad al escritor y político Mario Vargas Llosa ha resonado en la opinión pública como un aldabonazo a la conciencia ciudadana para no dejarse avasallar por la presión separatista y tomar la iniciativa para “hacer por España más de lo que nadie pueda llegar a hacer contra ella”, por usar las mismas palabras del ex presidente del Gobierno. —Siga leyendo en La Gaceta—
Da la impresión de que amplios sectores sociales estaban esperando de alguien con autoridad una manifestación clara, rotunda e inequívoca del estilo de la hecha por Aznar.
Lo más sorprendente es que de inmediato se han oído voces que, de un modo u otro, y desde dentro del propio PP, tratan de desmarcarse de la posición expresada por el ex presidente.
Semejante disenso no puede sino suscitar dudas acerca de la idea que el partido gobernante se hace sobre España. ¿Hay dos almas en el PP?
La carencia de una guía política clara y activa en favor de la unidad de España se dejaba sentir desde hace ya tiempo tanto por los silencios de los principales dirigentes del PP o las declaraciones dispersas y a veces contradictorias de algunos militantes destacados, como por la conducta errática, entre temerosa y oportunista, de los más relevantes miembros del Partido Socialista.
Se suponía que PP y PSOE tenían la responsabilidad de vertebrar a escala nacional la política en un Estado como el de las Autonomías, que fácilmente puede tender a potenciar los elementos disgregadores en detrimento de los lazos de unión; pero la experiencia reciente indica a estos efectos en ambos partidos un encefalograma casi plano.
Tanto la sucesión de provocaciones como el conocimiento de documentos elaborados hace ya años señalan que estamos ante una campaña planeada y estudiada con mucho detalle.
Y nos preguntamos a qué están esperando los partidos nacionales, y muy singularmente el Gobierno, que dispone de una cómoda mayoría absoluta, para tomar del enemigo el consejo.