La regidora pretende aguantar hasta septiembre y que el COI otorgue a Madrid la sede de los Juegos de 2020, pero ni apunta en el serpenteo que caracteriza sus desaguisados
Artículo publicado en ‘La Gaceta’ el 25 de enero de 2013 y que reproduce Elsemanaldigital, diario online que dirige su autor.
Dadas las fuentes de Antonio Martín Beaumont, cuyo conocimiento de lo que ocurre en la sede popular de la madrileña calle Génova está por encima del de cualquier otro periodista, nos permitimos volverlo a dar, porque tiene un indudable interés para todos los lectores y aclara muchas cosas sobre las cuitas del PP y las peleas entre sus figurones.
Fue don Manuel Fraga quien acuñó aquello de que los socialistas sólo aciertan cuando rectifican. Es un baldón cuando desde las responsabilidades de gobierno no se halla un rumbo.
Patinar una y otra vez en el manejo de un bastón de mando ha de ser tenido por irritante.
A Ana Botella sólo le faltaba remover el patio de las Nuevas Generaciones del Partido Popular. Allí donde pone el ojo, crea un problemón. Incluso en su formación.
La alcaldesa de Madrid se descolgó con unas declaraciones en las que abogaba por la supresión de las juventudes de los partidos.
«Yo, cuando me encuentro a uno de los jóvenes de Nuevas Generaciones, le pregunto: ¿Qué haces aquí? Yo eliminaría las nuevas generaciones de los partidos. La gente con 14, 16, 18 años tiene que estar trabajando, formándose y aprendiendo…», así de claro parece tenerlo la regidora.
¿Quizá Botella desconocía entonces que buena parte de su núcleo duro ha salido de NNGG?
Entre otros, el portavoz municipal, Enrique Núñez, y la delegada de Servicios Sociales, María Dolores Navarro, que comparecían junto a ella.
El eco de la avería de sus palabras causó malestar en la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, en general en Génova 13, y acabó forzando a la alcaldesa a retorcerse en su seguridad.
Lo hizo al disculparse telefónicamente con la presidenta de Nuevas Generaciones, Beatriz Jurado.
Eso sí: hace tiempo que no es posible maquillar los patinazos de Botella. En vez de asumir su soledad no sólo en la errática gestión del Madrid Arena, sino, sobre todo, en el partido, y de sugerir proyectos para mejorar la vida de los madrileños, da tumbos en su rededor como pollo sin cabeza.
La regidora pretende aguantar hasta septiembre y que el COI otorgue a Madrid la sede de los Juegos de 2020, pero ni apunta en el serpenteo que caracteriza sus desaguisados.
Uno tras otro y van…
Comentar desde Facebook