Los ciudadanos sienten que el código moral que han recibido de sus mayores se resquebraja
En su búsqueda de personas admirables Esperanza Aguirre destaca la labor y serenidad de Ana Iríbar, viuda de Gregorio Ordóñez, asesinado por ETA en 1995, como ejemplo de una lucha honorable que contrapone a la corrupción que actualmente azota a la política española.
En su artículo para el diario ‘ABC’, Esperanza Aguirre apela a la honestidad y a la lucha por una causa.
Y lo contrapone a la ‘corruptela‘.
Como ejemplo presenta un nombre, el de Ana Iríbar, que asocia con las virtudes cívicas porque según apunta la presidenta del PP de Madrid en estos días el código moral se está olvidando.
En estos momentos de desmoralización en los que Aguirre intuye que los ciudadanos también se dejarán llevar por este clima, y destaca que los políticos realmente son «todos los ciudadanos», presenta como ejemplo a Iríbar porque «permite seguir teniendo fe en España».
Destaca sus virtudes cívicas y unos ideales por los que se puede llegar a dar la vida.
Aguirre no olvida la situación que azota a su partido y la presenta como un mal ejemplo para los ciudadanos que «sienten que el código moral que han recibido de sus mayores se resquebraja».
LA VIUDA DE ORDOÑEZ
Hace unos días, Ana Iribar, viuda del concejal del PP Gregorio Ordóñez, asesinado por ETA, y presidenta de la fundación que lleva el nombre de éste, ha defendido que no se puede «sobrevivir» a la «tragedia» del terrorismo de ETA «mirando hacia otro lado, aceptando la derrota a la que nos quieren condenar quienes gobiernan y consideran más importante recuperar para esta absurda democracia a los cómplices de ETA»:
«Siendo, además, humillados en un escenario inventado por los criminales».
Durante la presentación del archivo documental ‘Gregorio Ordóñez 18 años recuperándote’, en San Sebastián, el pasado 27 de enero, la viuda de Ordóñez subrayó que el recuperar la «esencia y memoria» de su marido significa «no solo un simple ejercicio de melancolía, o la búsqueda de consuelo o un intento de reprimir la ira y la rabia»:
«Sino que es superar la melancolía, la rabia, el dolor que provoca su ausencia, recuperar su fuerza, su ilusión, su discurso claro y honesto entre tanta tibieza para construir un futuro de dignidad para toda la sociedad».