El hecho de que Aguirre pretendiera hacer pública su posición crítica es vista como el deseo de presentarse como el referente de quienes puedan estar disconformes con la gestión de Rajoy
Esperanza Aguirre quería ‘ir a por todas’. La expresidenta de la Comunidad de Madrid estaba dispuesta a fijar posiciones frente a la cúpula del Partido Popular y dar a conocer así su opinión sobre la gestión del ‘caso Bárcenas’ de Cospedal, la gestión de Madrid Arena de Ana Botella, y la necesidad, en su opinión, de pedir la dimisión de Ana Mato.
Ignacio González frenó sus intenciones. Este 11 de febrero de 2013 Aguirre, afirma en ABC que la política necesita los mejores.
Quien revela el incidente es el diario El País, donde Fernando Garea escribe:
«Esperanza Aguirre está dispuesta a ser referencia crítica en el PP y quiso que su distanciamiento con el presidente Mariano Rajoy y la dirección de su partido fuera público y conocido».
A puerta cerrada, relató el diario madrileño la semana pasada, Aguirre hizo una serie de valoraciones donde Cospedal y Ana Mato no quedaron en buen lugar, y en el que tuvo un duro encuentro con Ana Botella por su gestión en la trágica noche del Madrid Arena.
Sus palabras tuvieron lugar en el seno de un comité provincial, y según El País, al finalizar la reunión se demoró su comparecencia ante la prensa porque anunció que haría pública su posición.
LA SABIDURÍA DE IGNACIO GONZÁLEZ
Ignacio González, actual presidente de la Comunidad de Madrid y su delfín en el PP madrileño, intervino a favor de que Aguirre evitara pronunciarse en este sentido.
«Ignacio González le hizo ver la inconveniencia de trasladar al debate público lo que había sido una discusión reservada, en el ámbito de la dirección del PP de Madrid. Aguirre defendió que había que hacer pública esa postura crítica que, según su versión, supone presentar al partido en Madrid como referente de regeneración y vanguardia en la respuesta al caso Bárcenas».
«Los que rechazaron esta idea estaban encabezados por el propio González y sostenían que en estos momentos sería muy grave hacer pública esa discrepancia, que supondría, además, debilitar al Gobierno de Mariano Rajoy. Aguirre terminó por admitir los argumentos de quienes querían frenarla».
Finalmente, la expresidenta hizo un discurso presentándose como adalid de la regeneración política.