Las críticas de Esperanza Aguirre han alcanzado a Mariano Rajoy en su peor momento desde que entró como presidente en La Moncloa. El pasado jueves, el mismo día en que estallaba la noticia que hay ya mas de seis millones de parados, el jefe del Ejecutivo asumió que terminará su mandato en 2015 con más paro del que se encontró en 2011.
Esperanza Aguirre aprovechó los actos conmemorativos del Dos de Mayo para mandar un nuevo mensaje, aunque fue contradictorio. Por un lado dijo que Rajoy «no se equivoca en nada en absoluto» y por otro reitero que el camino esta en hacer recortes del gasto público:
«No solo las Administraciones sino las empresas públicas y cuestiones que no necesariamente deben prestar la Administración deben ser reducidas, privatizadas o suprimidas».
Hace ya días que en el PP han tocado a rebato y al unísono, como si pretendieran bloindar a Rajoy de las críticas por su gestión económica, varios barones territoriales y miembros del Ejecutivo salieron al paso.
Alberto Ruiz-Gallardón, Alicia Sánchez-Camacho, Alberto Núñez Feijóo y Esteban González Pons se emplearon en la defensa de las medidas adoptadas por el presidente del Gobierno y dibujaron un escenario de futuro menos pesimista.
Para no chocar frontalmente con Esperanza Aguirre, cuya popularidad y tirón siguen siendo muy altos, lo que hicieron este jueves desde el PP fue rebajar e interpretar sus tesis, tratar de adaptarlas a las del jefe del Ejecutivo y volver a sacudirle a Zapatero y a su maldita herencia.
«Me ha dicho que apoya al Gobierno de la nación, apoya las políticas que estamos haciendo y que apoya, naturalmente, a Mariano Rajoy», aseguró el ministro de Justicia, eterno contrapunto de Aguirre.
Gallardón se mostró además convencido de que «los ciudadanos españoles valorarán el extraordinario esfuerzo y los resultados» de la política económica del Gobierno dentro de dos años, en su cita con las urnas.
El presidente de la Xunta de Galicia se escudó de nuevo en la herencia recibida de José Luis Rodríguez Zapatero:
«La diferencia entre la España real y el programa electoral del PP son los 90.000 millones de euros de déficit oculto que encontró el popular al llegar a La Moncloa. Por eso le llevará algún tiempo más de lo previsto corregirlo».