Entrevista PD / El economista rompió con el PSOE hace 10 años acusado de ser 'el cerebro' del Tamayazo

[VÍDEO ENTREVISTA] José Luis Balbás: «Fue PRISA, que siempre se ha metido en el PSOE a tocar las narices, quien rompió el gran liderazgo que tendría que haber tenido Borrell»

"¿En qué ha quedado el sector renovador del PSOE? ¡Si suspendieron las primarias y no dejaron presentarse a Chacón, que salio llorando?"

El economista José Luis Balbás asegura haber sido el principal asesor del ex presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, durante los tres primeros años en que fue Secretario General del PSOE y ser quién colocó a Zapatero al frente del PSOE frente a la candidatura de José Bono, igual que antes había sido el responsable del ascenso de José Borrell frente a Joaquín Almunia y de Fernando Morán frente a Joaquín Leguina en respectivos procesos de primarias.

Hay hechos objetivos que nadie puede negar: que José Luis Balbás era delegado en el congreso que eligió a Zapatero secretario general del partido, que fueron los 13 delegados madrileños perteneciente a su grupo los que avalaron la candidatura de Balbás, uno de los cuales, Eduardo Tamayo, fue el apoderado de la candidatura de Zapatero en el recuento de los votos.

El ‘tamayazo’

La carrera política de Balbás en el PSOE terminó en 2003, cuando fue expulsado del partido, que le consideró ‘inductor’ del ‘plante’ de Eduardo Tamayo en la Asamblea de Madrid, que impidió que Rafael Simancas formara Gobierno y que llevó a la convocatoria de nuevas elecciones en las que el PP lograría la mayoría absoluta. Tamayo había sido colocado en la ejecutiva y en las listas, por indicación de Balbás.

Al cumplirse el 10º aniversario del episodio conocido como el ‘Tamayazo’, optó por ir a Cuatro para un ‘cara a cara’ con Simancas, que al final no se produjo. También apareció en 13TV para enfrentarse a Cepeda que dijo que ‘le causaba repugnancia’ lo dicho por su ex compañero.

De ese asunto sólo hablo una vez cada 10 años. En el próximo 10º aniversario hablaré otra vez. Desde entonces ha habido cuatro victorias del PP en Madrid, tres frente a un personajillo (Simancas) y uno sobre Tomás Gómez.

El ‘personajillo’ al que Balbás hace referencia es Rafael Simancas:

El personajillo está por ahí, con mentiras a ver si da pena y se recupera y consigue que le metan en las listas madrileñas. Porque este es un vividor de la política, otros hemos estado en la empresa privada y no hemos cobrado ni un duro de lo público; Simancas, sólo ha vivido de la empresa pública.

Cuando él habla de este asunto no se da cuenta de que el PSOE ha gobernado tres autonomías con tránsfugas: Aragón, Madrid con Piñeiro y Galicia, donde hicieron vicepresidente al tránsfuga. Esos son tres casos clarísimos de apoyarse en tránsfugas. Porque eran gobiernos del PSOE que se apoyaron en personas elegidas en las listas del PP.

En Madrid lo que el PP hizo fue pedir repetición de las elecciones. La señora Esperanza Aguirre, con buen criterio repetió las elecciones. Todo lo demás es mentira, no ha habido ninguna trama, sólo la justificación de una mala gestión política.

Balbás no tiene problemas en justificar ‘el Tamayazo’ y señalar a un responsable de todo: Simancas. Teóricamente el sector liderado por Simancas – que según Balbás era conocido como el ‘clan de Caja Madrid’ por su vinculación con consejeros de Caja Madrid. De hecho, Antonio Romero, nº2 de Simancas, sería expedientado por el PSOE después de incumplir la disciplina del PSOE en Caja Madrid, votando, en 2009 a favor de que Miguel Blesa siguiera siendo presidente en contra del criterio de la dirección del partido.

Él había pactado con nosotros y no quiso cumplir. Como no quiso cumplir dándonos el 40% del Gobierno, que es lo que estaba pactado, pues realmente el Gobierno ni se constituye.

Capo local que apoyó al borrellismo

La prensa presentó a Balbás como un capo local madrileño – al nivel de los otros capos del PSOE madrileño del momento como José Acosta (capo entre capos) o Ramón Espinar – con la suficiente influencia como para ser la bisagra. Balbás niega esa condición de local y asegura que su poder era de ámbito nacional.

Nosotros teníamos una estrategia nacional y en nuestra estrategia nacional teníamos un líder que era Pepe Borrell. A mí no me interesa nada lo que opine Joaquín Leguina, no me interesaba nada entonces. Yo tenía una gran alianza con el PSC catalán y con Miquel Iceta. Esa alianza estaba establecida entre el aparato de la FSM, en Barcelona con Iceta y el PSPV con Ciscar. Luego en Andalucía teníamos el apoyo del sector de Pepe Asenjo frente a Manuel Chaves.

En las primarias madrileñas de 1998 Leguina siempre acusó de juego suceo a Borrell y a Balbás.

Nosotros apoyábamos el cambio. Un proceso de regeneración política dentro del partido que era lo que representaba Borrell. Borrell era el que tenía la legitimidad del cambio porque gana en todas las federaciones, menos en la Mancha a Almunia.

Leguina se presentó a las primarias porque piensa que va a ganar. Nosotros teníamos la estrategia de que había que escenificar la victoria del borrellismo frente a la Vieja Guardia. Y eso era con una derrota de Joaquín Leguina, que representaba a la Vieja Guardia frente al candidato borrellista. Antonio Carmona era el portavoz de Leguina en aquel momento. ¿Juego sucio? La mejor estrategia es la que no se cuenta. Pero fue Borrell el que me dijo que apoyara Morán.

El borrellismo se hundió al renunciar Borrell en 1999. De su caída Balbás parece apuntarse a la teoría mediática que responsabiliza a PRISA de aquello.

Almunia ese día debió haber dimitido para siempre, como secretario general del partido y haber dejado a Borrell. Yo le aconsejé a Borrell dos veces que fuera al Comité Federal y convocara de inmediato un congreso.

PRISA, estorbando permanentemente a Pepe Borrell, no le permitió aquel congreso, con el mareo de PRISA que siempre se ha metido en el PSOE a tocar las narices, pues rompió el gran liderazgo que tendría que haber tenido Borrell.

Trabajando para que ganara Zapatero

La votación del 35º Congreso para el cargo de secretario general del PSOE la ganó José Luis Rodríguez Zapatero por 9 votos a José Bono.

En ese triunfo influyeron mucho los votos del sector de Balbás en Madrid, los del sector de Asenjo en Andalucía, el trasvase de un grupo de los guerristas, que en vez de apoyar a Matilde Fernández se pasaron al PSOE y el voto en bloque del sector de Pasqual Maragall. Balbás no sólo se atribuye el triunfo de la batalla de Madrid, sino el triunfo a nivel nacional, por sus contactos en federaciones de todo el país, desde Valencia a Murcia y se define como jefe de campaña de Zapatero en aquella batalla.

Zapatero era un chico que llevaba 10 años como diputado y que en el Congreso socialista sólo tenía el apoyo del 1%, que eran los 13 delegados que tenía León.

Yo no me voy a dejar hacer estrategias ni por Bono, ni por Leguina, ni por Rubalcaba ni por nadie. Ejercimos la mayoría. Nos adaptamos a las reglas que el partido tenía. Queríamos un modelo de partido en el cual el 35º Congreso fuera una nueva regeneración política con un líder nuevo. Nosotros queríamos que él fuera el Tony Blair español y él dice que sí. Dice que íba a ser ‘atlantista’, pro-americano. Dijo que sí a todo. Si no, no hubiera sido nuestro candidato. ¿Nos engañó? Yo creo que no. Que él quería inicialmente ser así y luego le inducen otros señores, años después, a que de un giro que ya hemos visto todos a donde ha llevado al PSOE.

Oposición con pactos

Durante sus dos primeros años como líder de la oposición, José Luis Rodríguez Zapatero fue muy admirado en distintos segures por su apuesta por el pacto y el consenso. En aquellos años el PSOE firmó con el PP su histórico ‘Pacto Antiterrorista’ que permitió la ilegalización de Batasuna, que no volvió a legalidad hasta que – aunque fuera de boquilla – aceptó condenar la violencia. También hubo un ‘Pacto por la Justicia’ y, de igual modo, se pactaron algunas leyes de inmigración.

José Luis Balbás atribuye esa etapa a la intervención de su grupo. En aquel momento tenía en el Comité Federal y en el Comité Ejecutivo a figuras de su plena confianza.

Es algo nuevo, que no ha estdo vinculado a aparatos anteriores. Empezamos a desarrollar lo que era la Tercera Vía española, con discursos típicos del socialismo moderno y moderado: la oposición útil, los pactos.

Ese discurso de Zapatero dura dos o tres años y tiene bastante efecto electoral. Se va consolidando. Prácticamente empatamos con el PP en las elecciones municipales de 2003. Esa estrategia esta principalmente fomentada por nuestro sector. La comunicación política estaba dirigida por gente nuestra, que había puesto yo en Ferraz, frente a la Vieja Guardia.

Pero a partir de 2003 la Vieja Guardia, fundamentalmente dirigida por Chaves y por Rubalcaba se traen a El País como activo, que empieza a criticar a Zapatero, que si era ‘Bambi’, que si era débil, para cargar contra él para hacer la estrategia que siempre han sabido hacer Rubalcaba y la Vieja Guardia: nada en positivo, todo en descalificaciones, errores permanentes de los demás. No ganamos porque somos el mejor, sino porque descalificamos al PP. Esa operación era contraria a nosotros. Pero se termina haciendo.

Joaquín Leguina, archienemigo de Balbás, culpaba en ‘El Programa de Ana Rosa’ a José Blanco de haber sido la persona que metió al sector de Tamayo en las listas. En eso, Leguina y Balbás parecen coincidir. Aunque luego Blanco fue también el encargado de cortale la cabeza en 2003.

Pepiño Blanco, que era amigo mío, que era el que había metido a todo nuestro equipo, es captado por Rubalcaba y él empieza la estrategia de enfrentamiento radical con el PP, deja lo que es la Tercera Vía y lo moderado, deja lo que es la Oposición Útil, para imponer la Oposición Bronca. Tensión. Como dijo el propio Zapatero, «conviene que haya tensión». Por eso el socialismo apenas tiene hoy el 20%. El socialismo ha sido incapaz de generar un proyecto en positivo.

El error de Zapatero en la sucesión

Balbás – que asegura que aún mantiene contactos en el PSOE, a pesar de estar oficialmente fuera – también es crítico con el proceso de sucesión que usó Zapatero, al anular las primarias que él mismo había convocado en el año 2011.

Zapatero mete, además, a toda la Vieja Guardia, que no tenía legitimidad. En su sucesión comete un error en mayo, en la famosa comida entre Blanco, Zapatero y Rubalcaba, cuando le dan un golpe. Cuando suspenden las primarias, no deja presentarse a Carme Chacón, que sale llorando.

Y fíjate como ha terminado el sector renovador, al final ni primarias ni nada. Tenemos que volver a las primarias abiertas, a la francesa y que sea el electorado el que participe. La renovación del socialismo o se produce dentro del partido o se producirá fuera con una escisión socialdemócrata.

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Autor

Juan F. Lamata Molina

Apasionado por la historia en general y la de los partidos políticos y los medios de comunicación en particular.

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