El presidente Rajoy no tiene un problema con los medios de comunicación, sino con los ciudadanos
Nuevo domingo y nueva dosis de malas noticias para los dos partidos mayoritarios.
El fin del bipartidismo parece cada vez más cercano, a juzgar por el último sondeo que publica este 28 de julio de 2013 el diario ‘El País’, según el cual ninguno de los dos grandes partidos alcanzaría el 25% de los votos si las elecciones generales se celebraran hoy.
Tal como se desprende de los datos de la encuesta que Metroscopia ha realizado para el Grupo Prisa, el PP lograría el 23% de los votos y 139 escaños mientras el PSOE se quedaría en 22,8% y 90 escaños.
Como viene sucediendo últimamenet el gran salto lo darían IU que pasaría del 7% de las últimas elecciones a un 16,2% y 48 escaños y UPyD, que alcanzaría el 11,8% y 30 diputados.
Todo ello si se consiguiera una participación del 52%, la prevista en estos momentos de desafección ciudadana por la política.
O lo que es lo mismo, la abstención castigaría fundamentalmente al PP y al PSOE.
No en vano, la cosa cambia mucho si la participación sube al 65%. Entonces, el resultado sería de 34,7% para el PP y de 28,7% para el PSOE.
En este caso, IU sacaría un 11,4% de los votos y UPyD un 7,7%. En este sentido, parece claro que el objetivo prioritario de populares y socialistas debe ser reactivar a su electorado.
EL PESADO FARDO QUE ARRASTRA RAJOY
El análisis que hace ‘El País’ de su propio sondeo es despiadado con Mariano Rajoy. Concluye el diario que al desgaste de credibilidad por haber enterrado el programa electoral frente a la crisis económica y por los titubeos y rectificaciones sobre medidas concretas le ha seguido la dificultad de crear el relato sobre Gürtel y Bárcenas.
Ha pasado por “el finiquito diferido y simulado” al extesorero, el respaldo a su inocencia y la protección del partido, las declaraciones incriminatorias de Bárcenas, las cuentas en Suiza, los papeles de la contabilidad b del partido, la evidencia de que el presidente del Gobierno le daba ánimos vía sms y frases como la de “todo es falso, salvo alguna cosa” han terminado por minar esa credibilidad.
Hasta el punto de que, según el sondeo, un 89% prejuzga ya que la comparecencia del presidente en el Congreso no servirá para aclarar el caso. Incluso, un 78% de los votantes del PP desconfía del relato que pueda hacer el jueves.
Según Fernando Garea, lo peor para Rajoy es que la mayoría de españoles asegura que cree más la palabra de un imputado, que está en la cárcel acusado de graves delitos y al que se le han descubierto más de 48 millones de euros en cuentas opacas, que en la del presidente del Gobierno y los dirigentes del partido.
El presidente no tiene un problema con los medios de comunicación, sino con los ciudadanos. Un 56% asegura que cree a Bárcenas cuando dice que pagó sobresueldos a la cúpula del PP y que el partido se financió irregularmente.
En beneficio de Rajoy se mantiene una ligera ventaja de los votantes del PP que desconfían del extesorero, aunque un significativo 30% de simpatizantes populares, aparentemente hastiado, no cree a ninguno de los dos. Con ese depósito de confianza en la reserva acudirá Rajoy el jueves al Congreso.
ABSTENCIÓN MASIVA A LA VISTA
Otra de las conclusiones que se extraen de esta encuesta, asi como de casi todas las precedentes, es que el estado de ánimo de los españoles, y especialmente el de los votantes populares y socialistas, se encuentra bajo mínimos.
Su trasposición milimétrica a un hipotético resultado electoral arrojaría cifras del estilo de las recogidas en el cuadro y el gráfico que acompañan a estas líneas.
Es decir, por un lado, y sobre todo, tendríamos hoy una masiva abstención (del orden del 48 %), cifra sin precedente en las elecciones generales hasta ahora celebradas; y por otro, y en paralelo a este hipotético voluminoso alejamiento ciudadano de las urnas, una formidable caída del PP que, con el 23% de los votos, quedaría prácticamente empatado con el PSOE (que obtendría el 22,8%) y a no mucha distancia de las otras dos formaciones de ámbito nacional, IU (con un 16,2%) y UPyD (con un 11,8%). El voto en blanco, además, podría alcanzar niveles espectaculares (en torno al 8%).
Pero, como subrayan José Juan Toharia y José Pablo Ferrándiz en El País’, esto no debe entenderse en modo alguno como una predicción más o menos fundada de lo que en su momento ocurrirá, sino solo como una forma de expresar el estado de ánimo que ahora predomina en nuestra sociedad y el modo en que podría electoralmente cristalizar si se celebraran ya mismo, de forma inmediata y sin mayor trámite, unas elecciones a las que efectivamente concurriese únicamente el 52% del cuerpo electoral (es decir, unos 18 millones de personas: en torno a 6,6 millones menos que en noviembre de 2011).