El dinero se desvía de una mayoría hacia una minoría bien conectada
El suplemento Negocios del diario El País dedica su portada de este domingo 11 de agosto a la corrupción con un reportaje de Miguel Ángel García Vega titulado El alto coste del lado oscuro en el que se afirma que «la corrupción frena la salida de la crisis, genera ineficiencias en la economía y degrada la imagen de España en el extranjero».
El artículo da algunas cifras:
- Friedrich Schneider, profesor de Economía de la Universidad Johannes Kepler en Linz (Austria) y una referencia en estos temas, ha elaborado un cálculo para España. «El 1% del PIB», dice. O sea, unos 10.500 millones de euros anuales. Es el daño de la corrupción en las cuentas españolas.
- El Banco Mundial estima que el coste oscila entre el 0,5% y el 2% de la riqueza nacional en los países de la OCDE.
- Mario Monti, ex primer ministro de Italia, quiso conocer también ese precio y averiguó que el 3,8% (60.000 millones de euros) de los bienes y servicios producidos en su país desaguaba en las alcantarillas de la corrupción.
Ahora bien, todos estos cálculos podrían quedarse cortos por razones como la negativa de las víctimas a denunciar las situaciones corruptas. Sean o no exactos, ponerle números a la corrupción ayuda a entender que este comportamiento tiene una repercusión directa en la economía y en la vida de todos.
Enrique Alcat, profesor en el Instituto de Empresa (IE), en declaraciones a El País:
«No forma parte de una extraña realidad ajena a temas cotidianos y vitales como la sanidad, la educación o la cultura. Dinero que se llevan los corruptos, dinero que no llega a nuestras escuelas y hospitales. Además, compromete nuestro futuro»
José María Mella, catedrático de Economía de la Universidad Autónoma de Madrid, al mismo diario:
«La corrupción está obstaculizando la salida de España de la crisis, genera inestabilidad política, empeora la imagen del país, degrada la confianza del inversor y aumenta la incertidumbre financiera. Es un mecanismo depredador de los recursos de la sociedad».
¿Por qué? Porque desvía el dinero de una mayoría hacia una minoría que acapara la riqueza y que suele estar bien conectada con los centros de decisión. Y a la vez es una artimaña empobrecedora, ya que reduce el gasto público social y merma el Estado del bienestar.
TODO EL MUNDO DEFRAUDA
Carlos Cruzado, presidente de los Técnicos de Hacienda (Gestha), explica a El País:
«En España, históricamente se ha convivido con la idea de que todo el mundo defrauda.»
Pero, ¿quiénes son los principales defraudadores en España?
- Primero, las grandes empresas y las todopoderosas fortunas (42.711 millones de euros al año)
- Le siguen, a bastante distancia, las pymes (10.150 millones) y los autónomos (5.111)
EL ADN DE LA CORRUPCIÓN
Cada país tiene una forma de corrupción definida por su propio ADN. En el caso español está vinculada a actividades relacionadas con el mundo inmobiliario (suelo, construcción y obras públicas).
Sin embargo, el ladrillo, y sus aledaños no son la única fuente de corrupción. Muchos expertos apuntan a la financiación de los partidos.
Manuel Escudero, director general de Deusto Business School (Universidad de Deusto), en declaraciones a El País:
«Ha bajado la virulencia de los escándalos inmobiliarios porque con la crisis la burbuja estalló, pero el problema de cómo se financian los partidos permanece. Es un tema que no puede continuar siendo opaco.»
El reportaje termina con una reflexiones de Keith Salmon, investigador experto en política española del think tank Oxford Analytica. Explica que en Reino Unido se percibe la corrupción en España como «un asunto muy serio» que «encuentra similitudes no solo con los países del sur de Europa, sino con algunos de América Latina». Además, avisa, existe un coste mayor en el que se repara poco, que:
«Es la pérdida de fe de una generación de jóvenes españoles en el Gobierno, en el sistema democrático y en el entorno económico. Lo cual empuja a que emigren trabajadores de enorme talento. Y esto tiene un importante coste económico para el país, ahora y en el futuro».