"Ni siquiera tiene empatía con nuestros votantes, es urgente buscar un aspirante de peso"

Desahuciada Ana Botella, ¿quién será el candidato del PP a la alcadía de Madrid?

Suenan Pío García Escudero, Cristina Cifuentes y Esperanza Aguirre

Desahuciada Ana Botella, ¿quién será el candidato del PP a la alcadía de Madrid?
Ana Botella y Mariano Rajoy. EP

La decepción del Madrid 2020 ha sido olímpica y ha dejado a la mujer de Aznar a los pies de los caballos

En Buenos Aires, Ana Botella ha terminado de cavar su tumba política.

El estrepitoso fracaso cosechado por la candidatura Madrid 2020, ha avivado en el PP el recuerdo de que dentro de año y medio no está en juego solo el Ayuntamiento y el control de un presupuesto cercano a los 5.500 millones de euros, sino el triunfo en las próximas legislativas, algo que debería dejar a la anfitriona del «cup of café con leche in Plaza Mayor» sin posibilidad de auparse al cartel electoral.

Mariano Rajoy, que tiene sus tiempos y sus manías, está obligado a prescindir de ella, si la esposa del expresidente Aznar carece de la grandeza suficiente para  echarse a un lado, y poco importan las palabras de apoyo que el presidente le dedicó apenas producirse el fisco del COI.

Desde el punto de vista puramente político, el asunto está claro. Dos son las razones que operan con mayor fuerza contra Ana Botella: su falta de sintonía con las familias de mayor peso en el partido y la pérdida de pie en todas las encuestas, donde las posibilidades de gestionar una segunda legislatura se ven condicionadas por el respaldo que pudiera ofrecerle, en el mejor de los casos, el partido de Rosa Díez. No son monolíticas las opiniones.

Este mismo sábado 14 de septiembre de 2013, durante el debate de ‘La Sexta Noche’, el director de ‘La Razón’, Paco Marhuenda no descartó que ella se vuelva a presentar y en 2015 sea la candidata del PP en Madrid:

«A Ana Botella se le hace pagar llamarse Ana Botella y ser la mujer de Aznar, por parte de la izquierda, siempre tan sectaria. Ella hace una intervención simpática, vendiendo la proximidad».

Quedan en el aire varias incógnitas y una no menor es la mezcla de soberbía, empecinamiento y aislamiento que domina desde hace tiempo las decisiones de José María aznar.

El expresidente del Gobierno jugó un papel principal en atornillar a Botella en la Alcaldía cuando ella misma estuvo a punto de tirar la toalla en plena cresta del escándalo Madrid-Arena.

Cabe la posibilidad de que intente seguir en esa vía, pero tampoco habría que descartar que llegue a la conclusión de quele interesa más una «retirada discreta» de Ana Botella, antes de arriesgarse a que su concurrencia a las urnas acabe en una flagelación mutua que castigue aún más el menguante prestigio de la pareja.

Y suenan tres nombres:  el de Pío García Escudero, el de la convaleciente Cristina Cifuentes  y el de la siempre deseada Esperanza Aguirre.

La expresidenta de la Comunidad de Madrid se siente cómoda en su atalaya de conciencia crítica del PP. Siempre ha hecho un discurso nacional, ahí han estado sus mayores logros. Le gustaría estar a tiempo para aspirar a La Moncloa, pero como puede que no sea posible, hay gente que calcula las ventajas de que sea alcaldesa, y ella se deja querer.

Cristina Cifuentes, apoyada por la secretaria general del PP, Dolores de Cospedal, está ganando reconocimiento público a marchas forzadas y tiene muchísima ambición. Hay que contar con ella.

Las opciones de Pío son diferentes, pero cuenta con una imagen de solvencia y seriedad que no vendría nada mal al PP tras tanto Bárcenas y frivolidades.

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