El Ala Este de la Casa PP

Una palabra de Arenas bastó para persuadir a Rajoy y chafar a Cospedal

La secretaria general tenía el relevo del andaluz Zoido atado y bien atado hasta que se cruzó por medio el vicesecretario de Política Local y Autonómica, que no estaba de retirada

Una palabra de Arenas bastó para persuadir a Rajoy y chafar a Cospedal
Javier Arenas. TAREK

Nadie debería olvidar, a la hora de hacer sus análisis, los muchos cargos -a todos los niveles- que le deben la vida al "campeón"

Vuelve a casa por Navidad. Quien creyó que estaba de retirada… es porque no lo conoce. La sombra de Javier Arenas siempre es alargada y poliédrica.

Esta vez, sin embargo, el vicesecretario general de Política Autonómica y Local del PP quiso hacer bien visible su ascendiente sobre Mariano Rajoy. No quiso esconderse para que fuese evidente el peso que tiene en lo referente a la designación del candidato del partido en Andalucía.

De paso, claro, Arenas logró que a la mismísima María Dolores de Cospedal se le amargase algo el turrón. Porque su influencia en el líder hizo que la secretaria general tuviese que cambiar a toda velocidad sus programas.

En efecto, la número dos del PP tuvo durante varios días cerrada la operación para designar al sucesor de Juan Ignacio Zoido. Todo iba a hacerse antes de las Navidades. Así lo entendieron el propio Zoido y los presidentes provinciales andaluces de la formación.

María Dolores de Cospedal sólo dejó en el aire la fecha del congreso regional e incluso el nombre concreto del elegido. Pero Zoido, en contacto con Cospedal, encaminaba los pasos hacia un cónclave en Sevilla, a celebrar durante el segundo o tercer fin de semana de diciembre, del que saldría ungido su «número dos», José Luis Sanz, como contó este periódico. Todos estaban en el ajo. Todo parecía atado y bien atado.

La designación del candidato quería cicatrizar una herida abierta en el seno del partido, además de prepararle para la carrera a la Junta de Andalucía. Tanto es así que Sanz llegó incluso a recibir de Génova 13 la sugerencia de ponerse de inmediato en manos del departamento de telegenia para realizar un curso intensivo, tal como publicó El Semanal Digital.

Pero ya se sabe: «El hombre propone y Dios dispone». Y Javier Arenas comenzó a moverse. Así que el andaluz, hasta ese momento sospechosamente apartado de la marcha de los acontecimientos de su tierra, ni corto ni perezoso habló con Rajoy.

El que fuera líder del PP de Andalucía trasladó al presidente del Gobierno las supuestas llamadas de notables que veían a Sanz como un peligro para la cohesión interna.

El futuro -insistió Javier Arenas a Mariano Rajoy- debía pasar además por una mujer. A la vista de las circunstancias de un partido en horas bajas, José Luis Sanz o cualquier otro hombre nunca tendría nada que hacer en la comparación electoral con una «tan aplaudida y elogiada» candidata socialista como Susana Díaz.

Tus deseos son órdenes, Javier Arenas.

Llegó Rajoy a la Junta Directiva Nacional y mandó parar las máquinas. Los términos en que el jefe se expresó fueron tajantes: «Lo que se ha publicado no es cierto en cuanto a plazos, calendario y personas».

El presidente del Gobierno quiso intervenir delante de los suyos en un asunto interno del partido, algo de lo que se suele encargar la secretaria general, pero además deseó que sus palabras tuvieran trascendencia pública.

Poco le importó que todo volviera a abrirse en canal en el PP andaluz. El varapalo fue grande: algo contante y sonante.

La situación de estupefacción, en la que nadie en la marca es capaz de explicar con claridad qué es lo que pasa, alcanzó grados de ebullición interna días después con la noticia publicada por el Semanal Digital de la irrupción sobre la mesa de Mariano Rajoy del perfil de Celia Villalobos como posible candidata.

La respuesta: Rajoy la va a madurar esta Navidad. Hay quien sigue advirtiendo que el retraso en la elección deja el camino libre a la aspirante socialista, ya sentada en el Palacio de San Telmo. Aunque, en realidad, a estas alturas eso ya poco importa.

Como ha podido verse -y es algo a tener en cuenta pensando en futuros acontecimientos-, lo que sí es real es el poder que todavía atesora Arenas, y que sobrevuela el PP. Quienes lo menospreciaron, los que le creyeron políticamente amortizado, se han equivocado. Nadie debería olvidar, a la hora de hacer sus análisis, los muchos cargos -a todos los niveles- que le deben la vida al «campeón».

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