Uno de los clientes preferentes de la Fundación Centro de Estudios Políticos y Sociales (CEPS), que tuvo entre los miembros de su consejo directivo a Pablo Iglesias y después a Iñigo Errejón, ha sido la Venezuela chavista. La Fundación CEPS elaboró diversos informes para el Gobierno de Caracas, incluyendo alguno sobre las estrategias con las que hacer frente a la creciente oposición ciudadana —El tinglado bolivariano de Pablo Iglesias: Venezuela destinó 3,7 millones a su fundación para traer el chavismo a España–. En uno de ellos, se atacaba con fuerza a la española Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT), a la que se le tildaba de «pseudofascista».
La Fundación CEPS, que ha disfrutado de diversos contratos con Gobiernos del bloque bolivariano, describe en un informe de 2011 (todavía vivía Chávez) a la AVT en como una «potente organización pseudofascista que responde a los intereses del PP», según informe Voz Pópuli –La fundación de Pablo Iglesias tachó a la AVT de «fascista» ante Chávez—. Según el mismo texto de la Fundación CEPS:
[La AVT] se ha convertido en una fuente de presión fáctica y mediática en la agenda política española, aprovechando la especial sensibilidad que la cuestión de la lucha armada en Euskadi genera en la población del resto del Estado.
No sólo se insulta a la AVT y sus miembros al colocarlos en la extrema derecha, sino que en el texto se trata de dar una patina de respetabilidad a ETA, puesto que su acción terrorista queda reflejada como «lucha armada en Euskadi». Al margen de las valoraciones, se incluyen además fallos o mentiras de corte histórico, necesarios para justificar sus argumentos:
[La AVT] fue creada y auspiciada por esta organización política [el PP].
Este dato es totalmente falso e incluso cronológicamente imposible. La AVT comenzó a funcionar a principios de 1981, siendo presidente del Gobierno Adolfo Suárez con la UCD. En aquel momento el PP no existía (fue fundado nueve años después, el 20 de enero de 1989) y cuando su predecesor, AP, disponía de sólo 10 diputados en una coalición formada con otros cuatro formaciones políticas.
Los insultos a las víctimas de ETA se lanzaron sólo un año después de que la Fundación CEPS ‘premiara’ con un viaje a Venezuela a un miembro de la dirección de EKIN, organización ilegalizada en 2007 por la Audiencia Nacional por formar parte de la banda terrorista —La Fundación para la que trabaja Pablo Iglesias premió a un etarra con un viaje de estudios a Venezuela–.
CHAVISMO Y ETA
La relación entre el régimen chavista y ETA es muy fluida. El caso más conocido es el de Arturo Cubillas, considerado el jefe de la organización terrorista en Venezuela. Nacionalizado venezolano y miembro del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) de Maduro. Fue alto cargo del Gobierno y asesor del fallecido Hugo Chávez, que se negó durante años a extraditarle. Sigue sin ser enviado a España.
Cubillas era el encargado de las relaciones de ETA con el Gobierno bolivariano y con los narco-terroristas colombianos de las FARC. Varios etarras se entrenaron en 2006 en campos de las FARC instalados en territorio venezolano. Otra persona clave en estas relaciones es el ex vicepresidente y actual ministro de Asuntos Exteriores de Maduro, Elias Jaua.
Considerado uno de los más duros dentro del régimen, cuando accedió a la vicepresidencia del país el Centro Simon Wiesenthal de Buenos Aires alertó con sus vínculos con las dos citadas organizaciones terroristas. También lo tuvo en el pasado con los golpistas argentinos conocidos como los ‘carapintadas’.
El líder de estos ultras era el fallecido coronel Mohamed Ali Seineldin, que propugnaba un radicalismo político que incluía un acercamiento al islam más radical. A pesar de su filiación ultraderechista, apoyó a Chávez durante sus principios en la actividad política. en 2010, el Centro Simon Wiesenthal advertía:
La peligrosos vínculos políticos del vicepresidente Jaua parecen sintonizar bien con el apoyo venezolano a otros grupos terroristas internacionales que tienen apoyo iraní, como Hezbollah y Hamas. Venezuela es el principal socio de Irán en la región, y la cabecera de playa para su penetración en América Latina.