La líder del PPC ha buscado afianzar su liderazgo o, al menos, acallar los rumores de su salida camino de Europa
No corren buenos tiempos para el Partido Popular….. en Cataluña. Según escribe Ricardro Rodríguez en El Semanal Digital Alicia Sánchez Camacho navega a bordo de una balsa que se precipita por un río de aguas bravas.
La presidenta de la marca en Cataluña se aferra como puede a los cabos, pero parece a punto de perder el aliento. Sánchez Camacho sigue deslizándose a toda velocidad en pleno rápido, aún cuando Mariano Rajoy le ha proporcionado el pasado fin de semana la ilusión de desembocar una ensenada tranquila.
La líder del PPC ha buscado afianzar su liderazgo o, al menos, acallar los rumores de su salida camino de Europa con un desembarco en Barcelona de importantes «pesos pesados», con Mariano Rajoy a la cabeza, así como Soraya Sáenz de Santamaría, María Dolores de Cospedal, y varios ministros, entre ellos Cristóbal Montoro.
Pero, ¿ha otorgado Rajoy carta blanca a Sánchez Camacho? Nada de eso. La dirigente ha resistido, con la inestimable ayuda de Jorge Moragas, jefe de Gabinete del presidente del Gobierno, ante quienes desde la sede de Génova y en el mismo Palacio de La Moncloa querían su adiós.
La posibilidad de descabezarla, según el sentir de voces autorizadas, pareció más cerca que nunca, y sólo faltó un detalle, convencer a Mariano Rajoy con un nombre. Cada cual se labra su suerte, pero, en ocasiones, las circunstancias condicionan los resultados.
Y Alicia Sánchez Camacho ha sido una fuente de constante frustración. El estallido de la polémica sobre Método 3 y el espionaje político la dejaron muy tocada. Una sensación de provisionalidad que Sánchez Camacho remató con su propuesta de fijar límites a la solidaridad de Cataluña con el resto de las autonomías, amén de las referencias personales emergidas a la opinión pública.
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