Rojo o negro, par o impar. Esta vez la campaña electoral es una especie de ruleta. Ya lo advirtió el CIS el pasado jueves: aunque el PP parte por delante (2,7 puntos), la foto es por ahora ajustada, así que todo puede pasar una vez transcurridos estos 15 días de sprint.
Los españoles llevan semanas, si no meses, oyendo hablar de la abstención -que se prevé ronde el 60%- como el enemigo de los dos grandes partidos. He ahí la clave: «Está en quién conseguirá sacar de la abstención a más de los suyos», vaticina el sociólogo Narciso Michavila, presidente de GAD3 y uno de los habituales consultores demoscópicos del PP.
No obstante se moja y pronostica que ganará Miguel Arias Cañete, pero en esta ocasión va a tener en los no pocos votantes del PP enfadados con sus siglas un hueso duro de roer. Michavila lo explica con un símil tan sencillo como elocuente.
«Es mi hermana, pero no voy a ir a su cumpleaños para que se entere de lo cabreado que estoy. En cambio si se tratara de su boda sí iría».
Ésa es la diferencia entre unas europeas, y si a ello le añadimos que el electorado del PP no percibe el peligro, no cree que el PSOE sea un serio candidato a ganar el 25 de mayo, el cóctel se complica.
Que sus votantes le den un cachete a Mariano Rajoy en la mejilla del exministro de Agricultura no es garantía de nada para una Elena Valenciano que ha empezado en desventaja y que, como explica el sociólogo, tiene que ir «lanzando triples» para recortar distancias y acabar ganando sobre la bocina.
INDECISOS
Al PSOE le sucede con su granero de indecisos (el CIS cifra los indecisos en el 49,3% de los que declaran que votarán) algo distinto que al PP con los suyos. Los votantes del PP se debaten mayoritariamente entre su partido y la abstención, por más que Vox esté intentando ser su tercera vía. Los del PSOE, por contra, escuchan con atención los cantos de sirena de Izquierda Unida.
De ahí se explica que los socialistas hayan apostado por una campaña escorada a la izquierda e ideologizada que, a juicio de Michavila, es un completo error y uno de los dos puntos débiles de Elena Valenciano. El otro es su más que humilde currículum, sobre todo si se compara con el de su rival, que precisamente tiene en su hoja de servicios y en su condición de pata negra del PP sus dos mejores bazas.
¿Cuál es la de la candidata socialista? Desde luego no que se pase los días hablando del aborto, sino su listón: «Sus expectativas son tan bajas que ganar por un sólo voto sería una grandísima victoria y condicionaría para las municipales y autonómicas», argumenta el presidente de GAD3. Por no hablar de que daría a Alfredo Pérez Rubalcaba oxígeno para presentarse a las primarias del PSOE en otoño.
Así pues, que no se confíe Arias Cañete, que tampoco está libre de pecado. O mejor dicho, de debilidad. La suya, según Michavila, es dar tanta cancha a los temas agrícolas. Porque, si bien es cierto que a día de hoy el campo está con el PP, «el voto rural es una mínima parte».
