Las mujeres del PP guardan silencio por lealtad

La tozudez de Cañete deja a los pies de los caballos a Cospedal, Soraya y Aguirre

Demostrando así estar muy por encima de un compañero reincidente y trasnochado al que le ha dado -para mal- por sostenella y no enmendalla

La tozudez de Cañete deja a los pies de los caballos a Cospedal, Soraya y Aguirre
Susanna Griso y Miguel Arias Cañete. Antena3

Aunque, en su fuero interno, maldecirán el daño que hace un candidato tan interesado por ser "original" que se despreocupa de lo que representa

La verdad: cuando escuché lo dicho por Miguel Arias en Espejo Público sentí vergüenza. No hay peros que valgan ante un talante así. Ni malos días, ni falta de sueño, ni monsergas. Nada.

Supongo, además, que el PP habrá calibrado bien lo que puede suponerle ese sostenella y no enmendalla. A Mariano Rajoy le costó sangre, sudor y lágrimas volver a ganarse la confianza de las mujeres españolas, perdida en las elecciones de 2004. España es un país muy feminista y las mujeres del centro derecha español también.

Por eso, encima llueve sobre mojado, Miguel Arias ha hecho un flaco favor, sobre todo, a sus compañeras de siglas. A María Dolores de Cospedal, Soraya Sáenz de Santamaría, Luisa Fernanda Rudi, Esperanza Aguirre, Pilar del Castillo, Ana Pastor… Son ellas las que más enfadadas deben estar. Seguro. Porque tienen un doble motivo: como mujeres y como políticas populares.

Probablemente, las mujeres del PP guardan silencio por lealtad. Demostrando así estar muy por encima de un compañero reincidente y trasnochado.

Aunque, en su fuero interno, maldecirán el daño que hace un candidato tan interesado por ser «original» que se despreocupa de lo que representa.

No es precisamente a Elena Valenciano a quien debe mirar a la cara y pedir disculpas Arias Cañete. Nadie olvide cómo ella misma llamó feo en un tuit al futbolista francés Ribèry, que tiene su cara desfigurada por un accidente de tráfico sufrido cuando era niño.

O que el PSOE mantiene a Jesús Eguiguren de presidente de su formación en Guipúzcoa pese a que maltrató a su esposa.

Y Óscar López, que alza su voz hoy mismo contra Cañete, permitió que volviese al Ayuntamiento de Ponferrada Ismael Álvarez, el alcalde acosador de Nevenka Fernández expulsado por el Partido Popular años atrás.

Que nadie se equivoque. Miguel Arias tiene una deuda principalmente con sus extraordinarias compañeras de partido (cientos de miles por toda la geografía española) por haberlas colocado en una tesitura tan complicada.

Las mujeres del PP, con su silencio público, han demostrado desde el pasado viernes, día del trompazo cañetero, ser muchísimo más responsables que su candidato.

 

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Autor

Antonio Martín Beaumont

Antonio Martín Beaumont, politólogo y periodista, es el actual director de ESDiario.com.

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