Lo que sí está claro por el momento es que quien se presente como candidato a la Secretaría General del PSOE va a tener que hacer encaje de bolillos
La incertidumbre podría despejarse en las próximas horas. Pero, mientras tanto, todo son cábalas y un hecho: el descarte de Carme Chacón para optar a la Secretaría General.
Por ahora tan sólo José Antonio Pérez Tapias ha practicado el outing, una salida del armario electoral como candidato al cargo. El representante de Izquierda Socialista aprovechó el sábado para anunciar su candidatura, siendo el primero de los que, según se supone, deben llegar.
Susana Díaz, Eduardo Madina y Pedro Sánchez son los nombres que, hasta el momento, cuentan con mayores porcentajes en las apuestas después del autodescarte de Chacón.
Sin embargo, nada está cerrado y puede haber sorpresas como ya las hubo en las de 2000, cuando un desconocido José Luis Rodríguez Zapatero acabó liderando el PSOE. Lo que sí está claro es que las primeras puyas han comenzado por el Trono de Hierro de Ferraz.
De Díaz se recuerda que es una «protegida» de Manuel Chaves y José Antonio Griñán, que su proceso de elección no fue precisamente modélico en cuanto a primarias y que el fantasma de los ERE andaluces flota en torno a ella hasta el punto de haberse colgado de la vidriosa contratación de su marido por una fundación vinculada a UGT.
No obstante, Díaz contaría con dos grandes avales: las riendas de la poderosa federación andaluza del PSOE y las de la Junta de Andalucía. En las filas socialistas no se descarta la posibilidad de que Díaz, si finalmente opta por presentarse, pudiera llegar a realizar un tándem con algún otro nombre.
Se da por hecho de que si Díaz acaba decidiendo no concurrir a las primarias, su respaldo al candidato de turno puede ser decisivo. «Susana es Dios», aseguran.
Chacón tampoco se libra de las críticas internas, puesto que a la exministra de Defensa se le achacan sus amagos de otros tiempos y su espantá estadounidense.
Su nuevo movimiento ha puesto la mosca detrás de la oreja dentro del PSOE, donde algunos observan con atención si la exministra no se ha descartado de forma momentánea para dar paso a una alternativa más potente como Díaz que, más adelante, amparase sus aspiraciones en unas primarias abiertas.
Por su parte, Madina y Sánchez son considerados como demasiado jóvenes y, sobre todo, sin experiencia práctica en el aparato del partido y en gestión de gobierno. Sin embargo, esa presunta contrariedad es también su fuerza, ya que para algunos supone que no están «contaminados» y aportan una imagen sin desgaste.
Claro que no todo el monte es orégano y, en el caso de Sánchez, está por ver cómo lidia con el responsable del Partido Socialista de Madrid (PSM), Tomás Gómez, que lleva años enfrentado con Ferraz.
En la sede socialista de Callao, donde reina un tomasismo que no despega electoralmente, se hace gala de diplomacia pero no se olvida que Sánchez ha sido un peón en la estrategia de la dirección nacional contra el exalcalde de Parla.
Lo que sí está claro por el momento es que quien se presente como candidato a la Secretaría General del PSOE va a tener que hacer encaje de bolillos y, de paso, reactivar su papel como depositario de las esencias socialistas después de la pasada por la izquierda sufrida por el partido en las europeas.
