Tan flaco está el PSM que todo son pulgas. Por si no tuviera bastante Tomás Gómez con digerir los resultados de las europeas -perdió casi 17 puntos respecto a 2009, todo un récord-, una filtración ha puesto negro sobre blanco hasta qué punto es delicada la situación financiera de la formación.
El Mundo desvelaba este lunes que el PSM se ha visto obligado a pedir un adelanto de 100.000 euros de la asignación que la Asamblea de Madrid otorga a los grupos parlamentarios y que en el caso de los socialistas asciende a algo más de 1,1 millones de euros al año.
Gómez hablaba en el escrito dirigido a la Mesa -al que tuvo acceso El Semanal Digital- de «problemas puntuales de tesorería en el Grupo Parlamentario Socialista». Pero el presidente del partido, Juan Barranco, ha ido más allá y ha aclarado que necesitan el anticipo para «pagar las nóminas de los trabajadores» porque en la campaña de las europeas hicieron un «importante gasto».
He ahí la triquiñuela. Según el Reglamento de la Cámara, las subvenciones han de destinarse exclusivamente al grupo parlamentario, igual que los locales y medios materiales que les concede la Asamblea. Es más, todos los grupos deben llevar una «contabilidad específica de las subvenciones».
Lo que ocurre con el Grupo Parlamentario Socialista es que todo va a la misma saca, la del PSM, porque el grupo parlamentario y el partido comparten CIF. Y por tanto, al ser la misma persona jurídica, los ingresos obtenidos a través del grupo son empleados para las necesidades del partido. Aunque no debería ser así.
La triquiñuela no es de ahora. En febrero el Grupo Parlamentario Popular ya alertó a la Mesa de que el PSM y UPyD podían estar utilizando las subvenciones para gastos del partido y no de sus respectivos grupos. Éstas se dividen en dos: una fija de 518.646 euros igual para todos los grupos y, a mayores, otra de 17.810 euros por escaño.
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