EL MIÉRCOLES, PRIMER DUELO EN LA CUMBRE

El error de principiante de Pedro Sánchez con Mariano Rajoy le costará disgustos

Necesita ganarse los galones de líder de la oposición que es, aunque el PSOE últimamente no lidere nada

El error de principiante de Pedro Sánchez con Mariano Rajoy le costará disgustos
Mariano Rajoy con Pedro Sánchez. EP

Está como un niño con zapatos nuevos Pedro Sánchez en este inicio de curso. Estrena portavoces en el Congreso, Antonio Hernando; en el Senado, María Chivite; y en el Parlamento europeo, Iratxe García. Y lo que es más importante: se estrena él mismo.

El miércoles el líder del PSOE se enfrentará por primera vez a Mariano Rajoy en una sesión de control al Gobierno del Congreso. Y lo hará con una de esas preguntas que, independientemente de la respuesta que obtenga, le dará pie a vender su libro: «¿Cómo valora el presidente del Gobierno la situación social y política actual de los españoles?».

Dos minutos y medio. Ése será el tiempo que tendrá cada semana -y no todas- frente a frente a Rajoy. Sánchez tiene muchas expectativas puestas en esos duelos en el hemiciclo y sabe que le van mucho en ellos, él que necesita ganarse los galones de líder de la oposición que es.

Aunque últimamente el PSOE no lidere nada. Ya lo decía este lunes en una entrevista la socióloga Belén Barreiro, que fue presidenta del CIS con José Luis Rodríguez Zapatero: «Podemos se ha sentado en la silla del PSOE y el PSOE de momento se ha quedado de pie». Y ya se sabe que en el juego de las sillas musicales el que se queda sin ella cae eliminado.

Dos no se pelean…

El socialista irá directo al mentón de Rajoy, de eso ya se encargará el asesor de comunicación e imagen que ha fichado. Se trata de Luis Arroyo, un avispado consultor en la órbita de Miguel Barroso y Carme Chacón que trabajó para hacer a la catalana secretaria general del PSOE en las primarias que perdió en 2012 ante Alfredo Pérez Rubalcaba.

Pero hay malas noticias para Pedro Sánchez, que ha cometido un error de principiante por no estudiar lo suficiente a su adversario: el de no saber que dos no se pelean si uno no quiere, y Rajoy no quiere. El presidente es alérgico a dar titulares en las sesiones de control, bien lo saben -mal que les pese a algunos- en La Moncloa y en el Grupo Parlamentario Popular en el Congreso. Menos mal que detrás del suyo venía el choque entre Soraya Sáenz de Santamaría y Soraya Rodríguez.

Y no, no le da ninguna importancia a que ahora los miércoles en lugar de Rubalcaba -se tenían cogida la medida mutuamente- esté enfrente Sánchez. Ni le tiene ningún miedo. Ni le quita el sueño. Tal es así que no ha dado ninguna orden ni ha hecho ningún comentario a su equipo para hacer cambio alguno en su modus operandi. Es marca de la casa.

Así que no esperen que el miércoles Rajoy se calce los guantes de boxeo. Al presidente no le preocupan ni el PSOE ni su líder. Esta semana lo que le preocupa es la Diada y contraprogramarla con un acto de Gobierno (aún están pensando cuál) para que se vea que el líder del Ejecutivo sigue con su agenda y su normalidad al margen de Artur Mas.

Es el drama -otro más- del PSOE. Los socialistas se creían que con su nuevo secretario general iban a recuperar iniciativa y voz y el efecto Sánchez duró lo mismo que la encuesta que El País publicó a principios de agosto dando un empate técnico a populares y socialistas. Qué cruz.

 

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