EN VÍSPERAS DE LA 'V'

La tela de araña tejida por ‘el killer’ Rajoy va atrapando enemigos

El presidente ha puesto razón frente a corazón, juicio frente a vísceras. Ahora, cuando llegan los momentos definitivos, el escenario le sonríe

La tela de araña tejida por 'el killer' Rajoy va atrapando enemigos
El presidente Rajoy. PD

Nacionalistas y serviles van quedando atrapados...

«Si Jordi Pujol cuenta lo que se ha hecho aquí entre todos, esto salta por los aires», admitía asustado un empresario catalán.

Si ahora mismo hay un estamento inquieto en Cataluña, ese es el de los patronos. Toda preocupación es poca.

Porque aún falta por llegar lo peor: la fortuna obtenida por el ex presidente y sus aledaños en comisiones por negocios inherentes al ejercicio del poder. Se masca el gran escándalo.

Lo denunció Pasqual Maragall aquel famoso día de autos en el Parlamento de Cataluña –«el problema que usted tiene es el 3%»– y Artur Mas «le mandó parar», con el resto del personal mirando para otro lado.

Pero una cosa es que todo el mundo estuviese al cabo de la calle de años de desmanes, y otra –muy distinta– su definitiva aparición en los tiempos que corren, cuando la honradez y la transparencia de la clase política resulta una exigencia ineludible.

«Encima de la mesa de Mariano Rajoy hay informes sensibles sobre cuentas bancarias que apuntan al propio Mas y a varios de sus consellers», señalan a El Semanal Digital fuentes fiables de La Moncloa.

El caso Pujol ha roto las costuras del independentismo. Ha sido un golpe letal para quienes reverenciaban al otrora Molt Honorable como el padre de la patria catalana y verdadero ideólogo de un independentismo espoleado por el «Espanya ens roba».

Y es que Jordi Pujol, según palabras de Cristóbal Montoro en su última comparecencia parlamentaria –un aviso a navegantes sobre lo que está por venir–, no veló por Cataluña, sino por sí mismo.

La coyuntura, pese a su complejidad, parece volverse más favorable al presidente del Gobierno.

En la cuenta atrás para el 9-N, el estilo florentino de Rajoy, mano de hierro en guante de seda, lleva a CIU a un callejón sin salida, en un proceso que ha puesto en evidencia los puntos débiles de Mas, ha alentado la espantada de Josep Antoni Durán i Lleida de la aventura soberanista, ha obtenido del secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, una negativa rotunda al referendo y hasta ha permitido a la lideresa de UPyD, Rosa Díez, irse «tranquila» de La Moncloa.

Todo eso lo ha conseguido el presidente contraponiendo «sentido común» a esas salidas de pata de banco tan usuales en aquellos que anteponen el titular a la eficacia.

En los segundos niveles de La Moncloa, a Mariano Rajoy, un político de tan dilatada carrera, le llaman algunos «el killer». Son muchos los cadáveres políticos que el líder popular ha visto en la cuneta. Eso sí: jamás asegurará nadie que en su mano ha estado el revólver humeante.

El temperamento del presidente del Gobierno, utilizando de forma casi imperceptible todos los medios del Estado a su alcance para desactivar la mecha del nacionalismo periférico, tiene la virtud –desde hace tiempo– de contrastar con la alarma de otros políticos temerosos de situarse en fuera de juego.

Y ahora María Dolores de Cospedal anima estratégicamente el escenario con su propuesta formal de gran coalición con Ciutadans, UPyD, PSC y Unió. Si los partidos que creen en España no son capaces de unirse ante el órdago independentista ¿para qué sirven? Blanco y en botella: el PP busca retomar en Cataluña un protagonismo perdido en los últimos meses.

El corolario es cristalino: Mariano Rajoy ha tejido, con paciencia de elefante, la tela de araña donde nacionalistas y serviles van quedando atrapados.

Pocas veces habrá estado más justificado el adjetivo «excitante» para definir el inicio del curso político.

 

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