Quién lo iba a decir, pero pasa hasta en las mejores familias. El padre de Juan carlos Monedero, el ideólogo de Podemos y mano derecha de Pablo Iglesias, es más papista que el Papa. No en balde milita en el PP, y se confiesa además acérrimo admirador de Franco. Tal como suena. Sin medias tintas.
El progenitor del posible próximo alcalde de Madrid, -y Salvador de nombre para más señas-, cuenta este domingo 14 de septiembre de 2014 en una entrevista a ‘El Mundo’, que tiene unas tendencias políticas diametralmente opuestas a las de su hijo:
«Nos diferenciamos en que yo soy de derechas y él es de izquierdas. Yo milito en el PP desde hace muchísimos años y él es uno de los dirigentes de ese nuevo partido del que ahora habla todo el mundo».
«Hay muchas cosas en las que discrepo de él, pero en otras tiene más razón que un santo, y yo se la doy». Lo bueno de Juan Carlos es que ama a España por encima de todas las cosas y quiere lo mejor para los españoles, y en eso ha salido a mí».
El bueno de Salvador añade que
«mi hijo lo haría muy bien si fuera alcalde, pero yo tengo un respeto y un cariño muy grande por Esperanza Aguirre. Yo apuesto por ella, la política con más pelotas que he conocido.
Yo no soy franquista, pero sí entiendo a Franco y le respeto. Yo he vivido cómo, durante el franquismo, se transformó radicalmente este país, y pasamos de los cien gramos de lentejas de racionamiento a ser la novena potencia industrial del mundo. Y no sé en qué lugar estamos ahora, pero sí sé que los políticos nos han hecho polvo, especialmente la izquierda y el PSOE, que han sido una lacra».
NO CREE QUE SEA COMUNISTA
Salvador comenta además que
«no creo que mi hijo sea comunista», ya que, aunque todo el mundo lo dice, es de izquierdas, no comunista. Y si fuera finalmente alcalde de la capital, le pide «que haga todo lo contrario de lo que dice el programa de Podemos respecto a la subida de impuestos.
Tendríamos que volver a los tiempos de Franco, cuando apenas se pagaban impuestos. Aquí en Madrid el PP nos los ha subido todos: basuras, IBI, multas, aparcamiento, circulación… sólo faltaría ahora que llegara mi hijo y nos los subiera todavía más».
