Los socialdemócratas, los Verdes y hasta Podemos se aliaron este miércoles para dar al traste con el examen al que se enfrentaba Miguel Arias Cañete antes de convertirse en comisario de Acción Climática y Energía.
En vista de que ninguna de sus tres estrategias de las semanas previas (meses incluso) había funcionado, esta vez optaron por meter de lleno al cuñado del exministro en el debate, Miguel Domecq Solís. Quien le sucedió en la Presidencia de Petrolífera Ducar SL y Petrologis Canarias.
Ésa era el arma secreta que se guardaban los eurodiputados Kathleen Van Brempt, Teresa Rodríguez Rubio, Bas Eickhout y alguno más. Uno detrás de otro extendieron la sombra de la sospecha en torno a Cañete por los negocios del hermano de su mujer.
El nuevo comisario de Acción Climática y Energía mantuvo la calma y la misma versión en todo momento: el mismo miércoles en que el presidente de la Comisión Europea, Jean Claude Juncker, le comunicó cuál sería su cartera, Cañete, su mujer y su hijo Miguel se desprendieron de las acciones que tenían en las petroleras Ducar y Petrologis.
Según él, su «familia directa» ya no tiene «nada que ver» con ninguna de las dos, porque un cuñado no se considera familia directa. Cañete destacó la «máxima transparencia» con la que ha actuado para que no haya «ninguna sombra de duda».
Dudas es precisamente lo que lleva tiempo intentando sembrar la oposición para que el exministro de Agricultura no sea comisario.
Primero trataron de que Juncker ni siquiera contara con él por el -serio- traspié machista que cometió en campaña con Elena Valenciano. De hecho Cañete aprovechó su examen de este miércoles para disculparse por enésima vez por su «comentario desafortunado» y declararse un firme defensor de la igualdad, según él «fundamental para una Europa más justa».
Después intentaron hacer descarrilar su candidatura por la vía del conflicto de intereses, pese a la rapidez con la que se desprendió de las acciones familiares en las dos petroleras.
Y hasta la misma víspera de su examen le buscaron las vueltas por haber modificado la declaración de intereses que entregó al Parlamento europeo para que, curándose en salud, figuraran los beneficios de su reciente venta de acciones, el dinero que percibió cuando era presidente del Comité Electoral del PP -hasta 2011- y hasta su baja como patrono de FAES.
En representación del PP, la eurodiputada Pilar del Castillo recordó que son los servicios jurídicos de la Eurocámara los que han dictaminado que no hay conflicto de intereses alguno.
