Varios pisos por debajo del despacho de Ana Botella, en el auditorio del Ayuntamiento del Madrid, la fundación del marido de la alcaldesa ha celebrado el 16 de octubre de 2014 la entrega de su premio anual de su Premio FAES de la libertad.
La plasmación física del galardón es una curiosa estatuilla formada por varas de metal retorcidas que recuerdan sin duda alguna a…. varas de metal retorcidas. Algún malicioso ha comentado que es así desde la primera edición y que nada se puede hacer para cambiarlo. Ha explicado el por qué de elegir esa figura: «Aznar tiene un pésimo gusto estético, y como no consulta a nadie le venden cualquier porquería».
En su quinta edición ha recaído en el escritor y periodista mexicano Enrique Krauze. Más de 300 personas abarrotaban las salas, si bien no había ningún miembro del actual Gobierno.
José María Aznar y Enrique Krauze (Fuente: FAES).
Entre los ausentes se ha contado incluso el actual secretario de Estado de Comercio, Jaime García-Legaz, que fue la mano derecha de Aznar en la FAES al ocupar su Secretaria General entre junio de 2007 y finales de diciembre de 2011. Sin embargo, la ausencia más comentada ha sido la de Esperanza Aguirre. Por parte de la estructura del Partido Popular, la única figura destacada presente ha sido la de María Dolores de Cospedal.
Sí ha habido, sin embargo, muchos primeros, segundos y terceros espadas del Partido Popular en la época de Aznar. Uno de ellos ha sido Eduardo Zaplana, cuya presencia ha hecho que un pequeño grupo de sesentonas con aspecto de ‘peperas’ del Barrio de Salamanca de toda la vida se emocionen cual adolescentes ante la cercanía de Justin Bieber y salieran corriendo tras de él cuando una de ellas exclamó que el ex presidente de la Generalitat Valenciana «está ahí».
Conversando en animados corrillos, todos perfectamente trajeados, se ha podido ver en los minutos previos a la llegada de Aznar a Ignacio Astarloa, Manuel Pizarro, Guilermo Cortázar o Rafael Rodríguez-Ponga. Entre los más jóvenes, se ha visto al diputado y ex jefe de gabinete de Aznar en FAES Pablo Casado o a Cayetana Álvarez de Toledo.
Durante su discurso de entrega del premio, Aznar ha hablado en tono pausado, más lento incluso de lo que es habitual en él. Ha sido una intervención en la que ha hecho una encendida defensa de la Constitución y ha habido algunas referencias, sin citar por su nombre, al auge de Podemos. Por ejemplo, ha dicho: «Y sí, es preciso renovar la confianza en la política, no para hacer concesiones al populismo, sino para fortalecer la democria». Ha hablado también del reto independentista catalán, incluyendo algún que otro mensaje velado a Rajoy. Un botón de muestra:
Si acogiéramos la política del órdago como base del diálogo, no abriríamos ninguna operación de reforma sino que estaríamos deshaciendo nuestro acuerdo democrático. Y el fracaso estaría asegurado.
El público ha aplaudido a Aznar, pero mucho menos de lo que ha hecho después con Enrique Krauze. El galardonado ha reflexionado sobre el auge de los totalitarismos en diversos lugares del mundo, incluyendo el integrísimo islámico. Sobre este ha dicho que «los enemigos que combatían» Isaiah Berlín y Karl Popper «eran ideológicos, no religiosos» y que ambos autores «no podían imaginar el regreso violento de la religión». En general, ha afirmado que:
No son buenos tiempos para la libertad. En casi todo el mundo está en repliegue.
Ha citado el populismo del Siglo XXI en Latinoamérica, siguiendo la estela de Fidel Castro y Hugo Chávez, o el autoritarismo de Vladimir Putin, entre otros ejemplos. Ha tenido un recuerdo para los jóvenes venezolanos que protestan contra el Gobierno de Maduro y ha arrancado el aplauso del público al reclamar la libertad del opositor y «preso político Leopoldo López».
Ha citado las amenazas contra la libertad también en México, su país, y España, donde ha alertado de un crecimiento del populismo «sobre todo entre la gente más joven». Ha finalizado con un recuerdo para su maestro Octavio Paz. El público ha premiado su brillante intervención con una largo e intenso aplauso.
Al terminar el acto se ha servido un vino español, del que se ha escapado Maria Dolores de Cospedal. Ana Botella ha acompañado a la secretaria general del PP hasta la puerta del Ayuntamiento de Madrid. Desde ahí, y cruzando a toda prisa la ancha acera de la madrileña Plaza de la Cibeles, la presidenta castellano-manchega ha regateado a varias cámaras y reporteros de televisión que corrían tras de ella intentando sacarle alguna declaración.