El pasado jueves a eso de las diez de la noche Juan Carlos Monedero e Íñigo Errejón tomaban una cerveza en un céntrico bar de Madrid mientras confeccionaban la lista al Consejo Ciudadano de Podemos.
Procuraban pasar desapercibidos, pero irremediablemente eran el centro de atención, objeto de todas las miradas y de oídos indiscretos. Quién no les conoce a estas alturas si están a todas horas en Cuatro y La Sexta.
La fama no sólo le ha llegado a Pablo Iglesias, sino también a su núcleo duro. Y tiene cosas positivas, pero también les asusta pensar que están expuestos a sufrir algún percance a manos de algún descerebrado.
Es por eso que hace unos días Luis Alegre, uno de los hombres de confianza de Iglesias, visitó el Ministerio del Interior para reunirse con sus responsables y pedir protección, según fuentes gubernamentales consultadas por El Semanal Digital.
Y protección no sólo para el líder de Podemos, sino también para otros pesos pesados del partido al que las encuestas ya sitúan como primera fuerza política, por delante del PP. Alegre planteó a sus interlocutores que, dada la sobreexposición pública de sus dirigentes, era mejor prevenir que lamentar.
Por lo pronto a Iglesias se le ha asignado escolta del Cuerpo Nacional de Policía, aunque no de forma permanente. A los demás ya se irá viendo.
El líder de Podemos se ha quejado en algunas entrevistas de que, en lo personal, está pagando un precio muy alto por haberse convertido en un personaje público y de que ha sacrificado su intimidad.
