Las espadas en el número 162 del Paseo de la Castellana están en alto. Las diferencias entre Luis de Guindos y Jaime García-Legaz están alcanzando límites insospechados. Nadie se atreve a destapar el malestar del titular de Economía con el secretario de Estado de Comercio para tratar de salvar la papeleta. Sin embargo, la tensa situación puede estallar por algún sitio tras la brecha abierta en la relación de confianza que el ministro otorgaba a su subordinado.
La discreción de la que debió hacer gala García-Legaz en el manejo de sus responsabilidades se convirtió en un abierto compadreo con el pequeño Nicolás. Por el despacho del secretario de Estado llegó a pasar un día sí y otro también el chavalín coincidiendo incluso con grandes popes empresariales. Entre otros, el mismo magnate Sheldon Adelson en plenas negociaciones para dar un empujón a Eurovegas, el fallido macrocomplejo de lujo y ocio que pretendía levantar en Alcorcón y que iba a crear 20.000 puestos de trabajo en la Comunidad de Madrid.
Las andanzas del joven por Economía han salpicado indirectamente al propio Luis de Guindos. Por eso, cercanos al ministro vienen repitiendo con profusión una frase según la cual éste se ha sentido «irritadamente sorprendido» por García-Legaz. Las salidas por peteneras del secretario de Estado han tensado la cuerda hasta el punto de forzarlo a emprender acciones legales contra el empresario Carlos Zapata, quien sostuvo que mantuvo una reunión con él gracias a Francisco Nicolás.
En todos los sitios cuecen habas, pero Guindos ya se habría manifestado partidario de aplicar la máxima contundencia «caiga quien caiga», en clara referencia a Jaime García-Legaz. Algo que tiene su mérito porque el máximo responsable de Economía pasa por ser un hombre tranquilo que se suele guardarse lo que piensa. Luis de Guindos ignora aún hasta dónde llegará el dolor de cabeza creado por García-Legaz que se ha convertido en una suerte de oveja negra en el PP.
¿Tardará mucho en hacerse evidente el divorcio entre el ministro y su secretario de Estado? Es la pregunta que recorre las sentinas populares. Las agarraderas de Jaime García-Legaz al sillón pasarían por su condición de interlocutor con el multimillonario chino Wang Jianlin con una inversión en ciernes de miles de millones de euros para construir una ciudad de ocio en el sur de Madrid. Una gigantesca apuesta con la que el Gobierno de Mariano Rajoy quiere demostrar la confianza del dinero extranjero en la mejora de la economía española.
De modo que la supervivencia de García-Legaz radica en hacer bien visible su calidad de door oponer, aunque con el pequeño Nicolás suelto por Telecinco puede pasar de todo. Queda por ver si el Ejecutivo logra mantenerlo a raya. El jovencito anduvo por la cadena «por si acaso», según fuentes solventes. El temor a nuevas demandas lo llevó, bien aconsejado por su abogado, a tener una intervención grabada en el espacio Un tiempo nuevo y declinar el salto al plató.
Ahora bien, el chaval y sus historias amenazan con reaparecer el próximo fin de semana en el programa.The show must go on.
