Aportó para el partido el modelo estratégico de Rafael Correa

Iñigo Errejón, el verdadero artífice de Podemos al que no puede renunciar Pablo Iglesias

Su ascenso fue posible gracias a que Miguel Urban fue desplazado como ‘hombre fuerte’ de Iglesias

Es escándalo de la conocida popularmente como ‘beca black’ de Iñigo Errejón ha dejado muy tocada la imagen de este cercano colaborador de Pablo Iglesias y, por extensión, de Podemos. Sin embargo, el secretario general de la formación izquierdista defiende a Errejón y no está dispuesto a sacrificarle. Podría ser por mera lealtad personal, pero en realidad existen razones mucho más poderosas.
 
Iñigo Errejón es una pieza clave dentro de Podemos, hasta el punto de que fuentes internas del partido de Iglesias han dicho a Periodista Digital que es el auténtico artífice del éxito de la formación. Esas mismas fuentes le definen como «el más solvente intelectualmente» de los miembros de la cúpula de la formación, a pesar de que no estuvo en el auténtico núcleo duro desde el primer momento.
 
La idea de montar Podemos cristalizó de forma oficial en una reunión a la que acudieron cuatro personas, incluidas Pablo Iglesias y Miguel Urban (que fue cabeza de lista de Izquierda Anticapitalista en Madrid en las elecciones generales de 2011). Errejón no estaba entre los presentes. En esa primera etapa, el reparto de papeles establecía que Iglesias, con un fuerte dominio de las técnicas de comunicación, sería la cara visible en las televisiones mientras que Urban se encargaría de las labores de partido. Esto último incluía viajes por toda España y una auténtica labor de captación de militantes, así como de formación del aparato.
 
Sin embargo, la relación entre ambos líderes se fue deteriorando paulatinamente, en buena medida por el gran liderazgo que quería ejercer Iglesias. Al final, Urban fue apartado de su papel central. Es en ese momento cuando Errejón, viejo amigo y compañero de facultad de Pablo Iglesias, adquiere un papel destacado.


 
‘EUROCOMUNISMO’ FRENTE A SOCIALISMO DEL SIGLO XXI
 
Iglesias es un eurocomunista por su formación, y su idea para el partido era la que corresponde a esos antecedentes. Su idea inicial es seguir el modelo Syriza. Pretendía partir con una formación a la izquierda del PSOE no manchada por la imagen ‘anticuada’ de IU que comenzase como algo pequeño (3% de votos) y vaya creciendo usando el descontento ciudadano y mediante absorción de otros partidos de izquierdas de menor tamaño. De hecho, hubo contactos con fuerzas izquierdistas nacionalistas de varias comunidades para que se integraran, pero fracasaron.
 
Errejón llegó con una visión radicalmente diferente. No mira a Europa sino a Sudamérica, en concreto al Socialismo del Siglo XXI. Desde un primer momento descarta el modelo venezolano, puesto que tiene dos elementos que no se pueden dar aquí: las rentas petroleras y el hecho de que Hugo Chávez fuera coronel. Esto le daba relaciones con el poder militar y otras estructuras del Estado que no están a disposición de Iglesias.
 
Otra opción era el modelo boliviano (su tesis doctoral es sobre este último). Se basa en unas relaciones directas con los movimientos sociales (aunque después haya contradicciones y hasta enfrentamientos con ellos) y una bicefalia con reparto de papeles. Evo Morales es la cabeza visible, supuesto líder carismático. Sin embargo en realidad es la máscara, pues quien dirige todo es el número dos, el vicepresidente Álvaro García Linera. Todo pasa por él, y él se encarga de mover a Morales.
 
Ese modelo tampoco es aplicable a Podemos por dos razones. Por una parte, Iglesias no va a aceptar ser la marioneta de nadie, se deja (hasta cierto punto) asesorar, pero no está dispuesto a que le dirijan. Por otra parte, en la visión de Podemos las ‘mareas’ (blanca, verde…) o los sindicatos son meros elementos instrumentales.
 
La tercera opción, que conoce bien Errejón, es la ecuatoriana. El modelo es Rafael Correa. Se trata de un líder carismático que se dirige sin intermediarios ‘al pueblo’. Se utiliza al partido (en el caso de Ecuador, Alianza País) y a los movimientos sociales para llegar al poder, pero una vez ahí se les aparta a un lado o, como mucho, se les utiliza como correas de transmisión y movilización sin autonomía alguna. Es el modelo que se está siguiendo con Pablo Iglesias: liderazgo carismático con un partido que se limita a seguir sus instrucciones y que se dirige ‘al pueblo’ a través de los medios.


 
De hecho, el propio Errejón no tiene fe alguna en las llamadas ‘mareas’ verde y blanca. En una mesa redonda celebrada el 16 de octubre de 2013 (antes de crearse Podemos) decía:

Es verdad que existe una reivindicación social creciente y un cierto espacio en torno a la sanidad o la educación, pero no hay que olvidar que son reivindicaciones ciudadanas. Y aquí lo de ciudadano lo digo en términos más bien negativos, en el sentido de que son reivindicaciones de individuos que por sí solos no pueden satisfacer sus necesidades, que reclaman derechos a la institucionalidad existente. Que no son acumulaciones de gentes que viven por fuera del Estado, que han construido comunidades que son relativamente fuertes por fuera del Estado y que tienen una cierta capacidad de desbordar o de choque.

Cuidado, creo que limita la capacidad de enfrentamiento físico, que no es la misma la de los ciudadanos que las de las comunidades que viven por fuera, que satisfacen parte de las necesidades por fuera del Estado, que han sido olvidadas por el orden, que no tienen nada que esperar de que se mantenga el orden y la regulación. Creo que a aquí los ciudadanos sí lo tienen y eso limita mucho la posibilidad revolucionaria o la posibilidad de la audacia de esas regulaciones.

PEQUEÑO ‘EJÉRCITO’ DE INCONDICIONALES

Además de una estrategia clara, que se está viendo exitosa, Errejón aporta otro elemento muy importante a Podemos: un pequeño ‘ejército’ (unas decenas) de seguidores incondicionales (en contra de lo que parece son suyos, no de Pablo Iglesias) muy preparados, son politólogos jóvenes, y muy activos. Dominan, por ejemplo, el uso de las redes sociales para presionar y modificar el comportamiento de las televisiones.
Su visión estratégica unida a su aportación de un grupo de incondicionales, que se irían con él, preparados y con gran capacidad de trabajo convierten a Errejón en una pieza clave a la que no puede renunciar Pablo Iglesias.

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Autor

Juan Velarde

Delegado de la filial de Periodista Digital en el Archipiélago, Canarias8. Actualmente es redactor en Madrid en Periodista Digital.

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