Algunos dirigentes de Podemos prestaron trabajaron diversos gobiernos del llamado socialismo del Siglo XXI sobre el terreno. No lo hicieron tan sólo en Venezuela, también estuvieron, por ejemplo, en Ecuador y Bolivia. Otros destacados miembros de la formación directamente se pusieron al servicio, y seguramente sin cobrar por ello, de alguno de esos ejecutivos en España.
Es el caso de Ramón Espinar, uno de los principales portavoces mediáticos de Podemos tras la paulatina desaparición televisiva de Errejón, Monedero y Urban. Haciendo labores de reportero para La Tuerka y el canal de televisión online de la Fundación CEPS, Espinar se dedicó a hacer propaganda y genuflexiones dialécticas ante el ‘número 2′ y auténtico ‘hombre fuerte’ del Ejecutivo boliviano.
El vicepresidente de Boliviano, Álvaro García Linera, impartió un mitin-conferencia en la Universidad Complutense de Madrid el 31 de mayo de 2011. Entre el público se encontraban Pablo Iglesias e Inigo Errejón, pero Espinar acudió en calidad de reportero de La Tuerka y CEPS TV. Terminada la charla entrevistó al ponente, y pocas veces se ha visto ese nivel de pasión y melaza ante alguien al que se le pone un micrófono enfrente.
La presentación de la entrevista ya deja claro la entrega absoluta del entrevistador al entrevistado:
Estamos con Álvaro García Linera, vicepresidente de Bolivia, después de una conferencia brillante que nos ha conmovido y sugerido a la vez y queríamos compartir con él alguna reflexión sobre el 15 de mayo.
Pero lo más fuerte llegaría tras las preguntas. Aunque ahora se empeñen en desmarcarse de Venezuela y el resto de gobiernos del bloque bolivariano, en aquel momento proclamó sin rubor y con cursilería su identificación con ellos:
Hasta ahora le he llamado presidente, pero no quería despedirme sin decirle que para nosotros es un orgullo saber que al otro lado del mundo nosotros somos Gobierno y nosotros somos ustedes. Muchas gracias compañero.
García Linera trató de poner punto y final a la conversación dándole las gracias y animando a los ‘indignados’. Espinar hizo entonces una nueva, y última, demostración de pasión política:
Sigan dejándonos tener el orgullo de decir que nuestros gobiernos son los suyos.