Los socios griegos de Podemos, la Coalición de la Izquierda Radical aglutinada bajo las siglas de Syriza, no se andaba allá por 2013 con medias tintas en España a la hora de defender a ultranza y públicamente a ETA, y de paso a sus ‘tapados’ de Sortu.
Fue precisamente durante el congreso fundacional de los herederos de Batasuna, en el mes de febrero del mentado año, cuando el representante de la formación griega, Errikos Finalis, hacía un alegato en favor de los presos etarras, para quien pide la libertad junto a «todos los militantes de la izquierda abertzale!», Arnaldo Otegi incluido, en prisión por el denominado caso Bateragune.
SIN MEDIAS TINTAS
Sin pelos en la lengua ni medias tintas, al contrario que los de Podemos, -muy duchos a la hora de hacer suyo el dicho de donde dije digo, digo Diego-, Syriza deja muy a las claras sus simpatías y no dudaba a la hora de arremeter contra el Estado español, tal como puede comprobarse en el vídeo que acompaña a estas líneas.
DELEGACIONES
Entre las delegaciones que se dieron cita el sábado 23 de febrero de 2013 en el escenario de este discurso, el pabellón pamplonés de Anaitasuna, se encontraban además delegaciones de los irlandeses del Sinn Fein, el Partido Comunista de Portugal y el FMLN salvadoreño, «recibiéndose saludos» del PRD mejicano, del Partido de los Trabajadores de Brasil, del Congreso Nacional Africano de Nelson Mandela, del Frente Sandinista de Nicaragua, del MAS de Bolivia y de la Vía Democrática de Marruecos. Ahí es nada.
PABLO IGLESIAS LO TENIA CLARO
A líder de Podemos el encuentro no le pilló de sorpresa, ya que desde un año antes daba rienda suelta desde La Tuerka a su pasión por Syriza, y en particular a su amigo Alexis Tsipras, el parlamentario que está a punto de dar la campanada en Grecia según todos los sondeos.
Así, confesaba ante las cámaras y con mucha ‘mano izquierda’ que en política le pone «la erótica del peligro»:
«A medio camino entre Lenin y Carl Schmitt»,
y se afanaba en espolear al líder de sus socios: ¡Adelante Alexis!».
No en balde coincide, amén de entre otras muchas cosas, con su ‘apreciación’ etarra.