Quedan cuatro meses para las elecciones municipales y autonómicas y prácticamente todas las fichas del tablero de candidatos del PP están por poner. Mariano Rajoy tiene a algunos de sus barones regionales y locales desesperados por su decisión de dilatar en el tiempo las designaciones. Incluso a los miembros de la dirección del partido.
Unos y otros ya no saben ni qué contestar ante las insistentes preguntas de la prensa. En la rueda de prensa que María Dolores de Cospedal dio este lunes después del Comité Ejecutivo Nacional del partido habló de actos, programas y fechas, pero no de candidatos. «Cuando haya alguna novedad se la comunicaré», intentó zafarse una y otra vez de las preguntas.
Ahora bien. El líder de los populares tiene un motivo de peso para alargar la espera que, como en el caso de la estrategia seguida con la tardía designación de Miguel Arias Cañete, no ha contado a los suyos pero que ayudaría a su partido a entender muchas cosas. Empezando por el recién creado comité de campaña, que dirigirá Carlos Floriano con Pablo Casado como portavoz.
A día de hoy el PP gobierna en 12 de las 15 comunidades y ciudades autónomas donde habrá elecciones autonómicas en mayo (en todas menos en Asturias, Canarias y Navarra), y en 34 de las 51 capitales de provincia, en el caso de las municipales. Si el partido convirtiera a sus actuales presidentes autonómicos y alcaldes en candidatos con tanto tiempo de antelación les estaría despojando de su perfil institucional y de la ventaja que su cargo les otorga, según fuentes conocedoras del proceso. Serían degradados.
En realidad, no se trata de una estrategia que no estuviera inventada ya, aunque ahora nadie o casi nadie lo recuerde. En las anteriores autonómicas, el PP designó primero a los candidatos de las comunidades donde no gobernaba., y mucho después al resto.
Concretamente a finales de diciembre de 2010 se aprobaron los nombramientos de José Ramón Bauzá para Baleares, José Antonio Monago para Extremadura, Isabel Pérez Espinosa para Asturias y Santiago Cervera para Navarra. Y no fue hasta finales de febrero de 2011 cuando el partido proclamó candidatos a sus por entonces presidentes regionales, desde Esperanza Aguirre a Francisco Camps, pasando por Ramón Luis Valcárcel (ninguno de los tres está ya), Pedro Sanz y Juan Vicente Herrera.
Fabra y González, en el barco
Así pues, en el escenario actual el tiempo juega en favor de los actuales presidentes regionales y alcaldes que aún no las tienen todas consigo porque Rajoy no les ha dado su plácet. Es el caso especialmente del madrileño Ignacio González y del valenciano Alberto Fabra. En el PP son inmensa mayoría quienes creen que ambos serán candidatos, a pesar de los nervios que el silencio de su presidente les ha metido a ambos en el cuerpo.
En resumidas cuentas, Rajoy únicamente designa candidatos con mucho margen cuando cree que está en inferioridad de condiciones. Es decir, cuando está en la oposición. Véase el caso de Andalucía, donde los candidatos a las municipales de mayo de 2011 fueron presentados en septiembre de 2009, con 20 meses de antelación.
En cualquier caso, desde la dirección del PP advierten de que tras estas elecciones es impensable mantener el inmenso poder territorial que los españoles les dieron en mayo de hace cuatro años. Conservar Madrid y ser la fuerza más votada en términos absolutos son sus objetivos prioritarios.
En estos comicios no les preocupa tanto Podemos como para los generales. En las encuestas que Pedro Arriola ha elaborado para las elecciones municipales y autonómicas, la formación de Pablo Iglesias se sitúa en tercer lugar, por detrás del PSOE.
En las generales, por contra, es la segunda fuerza. Las mismas fuentes explican que la clave estará en la movilización de las estructuras territoriales para recuperar a los votantes del PP desencantados que ahora dormitan en la abstención.