¿JUEGA CON FUEGO?

El arriolismo avisa al PP de que su marcaje a Podemos tiene un peligro

Al PP le beneficia que el partido de referencia de la izquierda no sea uno moderado porque eso moviliza a los suyos, pero la estrategia actual se ha convertido en un arma de doble filo

El arriolismo avisa al PP de que su marcaje a Podemos tiene un peligro
Mariano Rajoy (PP) y el reflejo de Pablo Iglesias (Podemos). PD

La estrategia del Partido Popular hacia Podemos desde que Pablo Iglesias dio la campanada en las elecciones europeas ha atravesado por distintas etapas. Y ahora está en una que tiene doble filo, según han empezado a advertir a los populares sus gurús.

Al principio fue el ninguneo, el no hay mayor desprecio que no hacer aprecio. Después, el ataque con tiento, sin situar a Podemos a la altura del PSOE para no tratar como un igual a un partido con cinco eurodiputados y ninguna otra representación institucional.

Y de un tiempo a esta parte los populares han asumido que son Iglesias y los suyos con quienes van a tener que batirse el cobre en duelo. Prácticamente toda la oposición a la oposición que hace actualmente el PP se reduce a ellos, a Podemos. Nadie diría que Pedro Sánchez sigue siendo el líder de la alternativa, parlamentariamente hablando.

En términos demoscópicos, el CIS dice que España es un país de centro izquierda. Así que lógicamente al PP le beneficia que el partido de referencia de la izquierda no sea uno moderado como el PSOE sino uno con postulados mucho más extremos.

Cierto. Como también lo es que si Mariano Rajoy quiere y necesita movilizar a los tres millones de potenciales votantes del PP que dormitan en la abstención, nada como agitar el espantajo de Podemos para hacerlo. Para votar contra Iglesias despertarían, para hacerlo contra Sánchez seguramente no.

Sin embargo, en las últimas semanas los arriolas del PP están avisando a los dirigentes del partido del peligro de engordar a Podemos a costa del PSOE. La tesis es la siguiente: a los de Rajoy les conviene mantener a raya a ambas formaciones en el entorno de un 20, 21 o 22% de porcentaje de voto cada una, y así el PP puede llegar a situarse 8, 9 o 10 puntos por encima. Lo que gracias a las bondades de la Ley D´Hont le aseguraría una victoria holgada.

Si por el contrario Podemos despunta sobre el PSOE o viceversa, el margen del PP con el siguiente partido se acorta. En pocas palabras: a los populares les conviene igualar a ambas formaciones rivales por abajo en vez de alimentar un nuevo bipartidismo.

Ahora, según las últimas encuestas internas que afirma tener el PP, ellos están en un porcentaje del 29%, Podemos en un 24% y el PSOE en un 21%. La balanza de la izquierda se está inclinando, así que no es el mejor de los escenarios para los de Génova 13.

Las andaluzas y el debate

«La clave es que a quien ataca el PP, sube», resumen fuentes demoscópicas. Articular un sistema de pesos y contrapesos no es en absoluto sencillo, pero Rajoy ha sido el primero en asumir que debe hacerlo. Este mismo lunes escenificó su pacto con Pedro Sánchez contra el yihadismo con una foto en La Moncloa cargada de simbolismo. Y, recientemente, él fue el único que en su discurso de la Convención nacional hizo referencia al PSOE. Hasta entonces el cónclave había sido un monográfico sobre Podemos.

Por lo pronto hay dos citas cercanas en el calendario que devolverán a los socialistas al rondo de la política, porque Sánchez lleva semanas corriendo de lado a lado intentando hacerse con el balón mientras PP y Podemos intercambian toques.

Una son las elecciones andaluzas, un tú a tú entre el PP y PSOE. Como en los viejos tiempos. De hecho el secretario de Participación Interna de Podemos, Luis Alegre, reconoció este lunes que son realistas y no aspiran a gobernar en Andalucía ni a ser primera fuerza. Aunque luego, en vista de la polémica, se desdijera.

Otra es el último Debate sobre el Estado de la Nación
antes de las elecciones generales. Se celebrará los días 24 y 25 de febrero. En él Sánchez tendrá una ocasión de oro para reivindicarse como líder de la oposición. Aunque para su desgracia tendrá enfrente a un presidente del Gobierno con más armas que nunca en toda la legislatura, habida cuenta del goteo de datos económicos positivos.

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