DEMASIADAS INCÓGNITAS

Génova da con la clave para cortar la carrera política de Susana Díaz

La maquinaría está en marcha. El cuartel general del PP ultima su estrategia en Andalucía. Los últimos sondeos señalan el camino para frenar a la sultana socialista

Génova da con la clave para cortar la carrera política de Susana Díaz
La presidenta andaluza, Susana Díaz. AO

Las elecciones autonómicas del 22 de marzo en Andalucía tienen el valor de unas verdaderas primarias. En función de sus resultados, los partidos podrán afrontar, con alguna luz más, el último tramo de la Legislatura y los siguientes procesos electorales.

En Génova 13 ya está funcionando a pleno rendimiento un comité de campaña. Se reúnen, hablan, ven datos, analizan… Preparan infraestructura para mítines y actos, y, sobre todo, marcan el ritmo de sus mensajes y la estrategia política de sus candidatos y cargos públicos.

La bandera de la estabilidad frente a las aventuras tiene una probada eficacia en el electorado de centro derecha. Más cuando la evidencia indica que los mayores esfuerzos populares deben concentrarse en los suyos.

El último CIS demuestra que una parte de sus antiguos votantes, prácticamente el 10%, ha optado ya por Ciudadanos y Podemos. Son votos que se dan casi por perdidos. Pero aún hay otra gran parte, que representaría unos 6 puntos, que está en su mano recuperar.

La cara dulce de ese barómetro demoscópico de enero es que la tendencia ha empezado a invertirse.

El 77% de los que trabajan confían en mantener su empleo y un 39% de los parados considera probable dejar de serlo.

En esa misma línea, mejora la percepción de los españoles de a pie ante el futuro. El porcentaje de los que esperan ir a mejor dentro de un año es de un 27,8% frente a un 16,4% de pesimistas.

En Andalucía, el inmediato campo de batalla electoral, la propia Susana Díaz ha abierto además de par en par el debate económico al anunciar el cumplimiento del déficit en 2014. Desde ahora el PP aprovechará las cifras en su favor.

Las encuestas empujan también a los populares a delimitar dónde está la línea entre el éxito y el fracaso para Juan Manuel Moreno. En 2012, Javier Arenas obtuvo el 40,6% de los sufragios, sólo un punto por delante del socialista José Antonio Griñán (39,5%).

Aquel resultado es impensable a día de hoy. En 2015, pese a que el voto de la izquierda esté más fraccionado que nunca por la irrupción de Podemos, el PP consideraría un buen desenlace llegar al 30%… A partir de ahí, soñar con el triunfo sería arañar el 35%.

No resulta inverosímil un vuelco de tal envergadura. Por supuesto. Pero está complicadísimo incluso partiendo con el optimismo de algunos dirigentes del PP que ven en la falta de popularidad de Moreno una ventaja: «A menor conocimiento del candidato, menos rechazo suscita».

De ser así, la bola mágica de Díaz tendría muchas interferencias. Nada extraño, por cierto, en unos ojos poco acostumbrados a mirar en la lejanía, aunque muy curtidos en las interioridades del socialismo andaluz.

Según el análisis popular, la presidenta de la Junta «ha derrapado» al hacer sus cálculos. Sus cuentas de que «ahora es el momento porque más tarde las cosas sólo pueden ir a peor» pueden ser ciertas. Lo que es una incógnita (que no se resolverá hasta que se abran las urnas) es la velocidad a la que marcha el cambio del voto de la izquierda en España.

Es decir: puede que la inquilina del Palacio de San Telmo no haya sabido medir ni el factor «recuperación económica», que va a reforzar el suelo electoral popular, ni mucho menos la rapidez en la expansión del efecto Podemos.

Cierto: el terremoto que vive la izquierda deja al Partido Popular un amplio campo de maniobra. Sin duda.

En realidad es en la cabeza del PSOE donde más retumba el «tic tac» con el que Pablo Iglesias ha querido anunciar la cuenta atrás para el Gobierno de Mariano Rajoy.

SIGA LEYENDO EN EL SEMANAL DIGITAL

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA

Lo más leído