SUICIDIO COLECTIVO

El último votante socialista que apague la luz

Las excusas para no cumplir el compromiso que adquirieron Sánchez y Díaz de apartar a Chaves y Griñán si resultaban imputados han acabado con la poca credibilidad que le quedaba al partido

El último votante socialista que apague la luz
Pedro Sánchez. PD

Pedro Sánchez monta un circo y le crecen los griñanes. En peor momento no le podía llegar al PSOE la imputación de Manuel Chaves y José Antonio Griñán por el Tribunal Supremo, en pleno tsunami por la burda operación para derrocar a Tomás Gómez sin tener un candidato cerrado.

Y a poco más de un mes de las elecciones andaluzas, aunque ya se ha preocupado el Supremo de interferir lo menos posible citando a ambos expresidentes de la Junta de Andalucía y del PSOE para después del 22 de marzo. Concretamente los días 9 y 14 de abril. La campaña, no obstante, estará marcada por este golpe a la línea de flotación del socialismo en general y del PSOE-A en particular.

La justificación que dio el PSOE para no obligar a ambos a abandonar sus escaños en el Congreso y el Senado tal y como había prometido de llegar este momento terminó con la poca credibilidad que le quedaba a un partido que, con sus constantes contradicciones y dobles varas de medir, se ha convertido en el peor enemigo de sí mismo. Muy por encima de Podemos.

Reivindicó Sánchez unas primarias que ahora le niega al PSM; reivindicó una tolerancia cero contra la corrupción que ahora no demuestra en Andalucía. Dicen los socialistas que la imputación de Chaves y Griñán no será en realidad una imputación hasta que el juez no les impute un delito. Llegado ese caso dirán que hasta que no haya apertura de juicio oral todo es toro. Y por culpa de tanta pirotecnia verbal el PSOE sufrió este lunes quemaduras de tercer grado.

Por no hablar de las nuevas tensiones que se avecinan entre Sánchez y Díaz. La presidenta andaluza quiere gestionar esta crisis -no por esperada menos grave- a su manera. Y el secretario general del PSOE sigue empeñado en marcar su territorio. El tira y afloja continúa.

A la presión interna se une la externa. En las horas posteriores a la deflagración Soraya Sáenz de Santamaría, varios ministros -el de Justicia, Rafael Catalá, entre ellos-, el portavoz del PP en el Congreso y el líder del PP andaluz se lanzaron en tromba a exigir al PSOE que en coherencia con su código ético aparte a Chaves y Griñán. Y esto no ha hecho más que empezar: los populares van a someter a Sánchez y Díaz a un férreo marcaje.

Y para colmo de los males del líder de la oposición, ¿con qué cara va a presentarse el martes a su primer Debate sobre el Estado de la Nación con Mariano Rajoy? Si para entonces los dos expresidentes andaluces siguen ocupando sus escaños Sánchez se lo pondrá en bandeja al presidente, que hace unos meses le preguntó en sede parlamentaria: «¿Le ha dicho usted a los expresidentes del PSOE que se vayan? ¿Y en el caso de los ERE no le deja Susana Díaz que tome medidas?».

Mientras toda España hablaba de la decisión del Supremo, el PSOE abría su página web con una foto de su líder sonriente y el titular: Un PSOE digno, ganador, que cree empleo digno y bienestar. Instalado en una realidad paralela, cuando regrese a la auténtica se puede encontrar con que el último votante socialista ha apagado la luz.

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