EL ACIERTO DE ARRIMADAS

Escenario inédito: Albert Rivera coloca a Ciudadanos como primera fuerza en Cataluña

Las encuestas que manejan las grandes formaciones políticas muestran un vuelco tan enorme que algunos expertos lo dulcifican para que sea más cómodo digerirlo por la opinión pública

Escenario inédito: Albert Rivera coloca a Ciudadanos como primera fuerza en Cataluña
Albert Rivera efe

Cuando las cosas se le tuercen a un Gobierno, todo se convierte en mohína. En España estábamos acostumbrados a que las etapas de duras críticas esperasen al menos a la segunda legislatura de los gobernantes. Pero la crisis y los nuevos tiempos, donde todo se percibe al instante, han llevado a que Mariano Rajoy y el PP se topen con una opinión pública activada que cuando no han pasado todavía cuatro años desde su llegada a La Moncloa prefiere siempre ver el vaso medio vacío.

Al revés, sin embargo, instalados en un círculo virtuoso, se mueven Albert Rivera y Ciudadanos. El partido naranja está, como suele decirse, en la cresta de la ola y puede ofrecer algo tan importante en política como es la ilusión. Ahora mismo el público está predispuesto a ver con simpatía cualquier mensaje que llegue de su mano.

Rivera es hoy la alternativa para una parte del PP y también del PSOE, para los que desean ir cambiando el sistema desde la moderación. Igualmente para quienes se han hartado de desgañitarse ante las anquilosadas maquinarias dirigentes de los «viejos partidos», acostumbradas a la comodidad del «yo me lo guiso, yo me lo como» en petit bureau.

Como consecuencia de ello, Albert Rivera llega en plena forma al inminente reto de convertir Ciudadanos en la marca constitucionalista posible en Cataluña. Me alegro de ello. Y hasta los cuarteles generales de las grandes formaciones han llegado encuestas que avisan de movimientos importantes en el panorama político si en septiembre se abren allí las urnas.

Los datos manejados a estas alturas plantean un escenario inédito en Cataluña. Ciudadanos (31-33 escaños) sería la primera fuerza, Convergencia (30-31 parlamentarios) pasaría a la segunda posición, seguida de la marca catalana de Podemos (18-20), que come cada día terreno a formaciones como ERC o la CUP y así hasta llegar a los mayores damnificados por la efervescencia de Rivera, PSC, PP y Unió que tendrán que conformarse con pelear 20 diputados entre los tres.

Lógicamente, estos resultados causan vértigo. Son un maremoto. Tanto que algún experto los corrige para colocar a Rivera en un segundo lugar, más cómodo de digerir.

El extremismo del nacionalismo y el complejo escenario político que se avecina catapultan a Ciudadanos como la opción de los que creen que la mejor forma de ser español en Cataluña es siendo catalán. Por ello, el voto útil de aquellos que no desean la división de España juega esta vez a favor del partido de Rivera. También de los que, hartos de la vieja política, no desean asaltar el cielo sino dar los pasos precisos en esta tierra sin un susto cada día. Además, ha acertado en la elección de su joven candidata, Inés Arrimadas, quien seguro va a dar mucho juego en el tiempo que falta.

Naturalmente, tanto Mariano Rajoy como Pedro Sánchez son conscientes del trampolín que supone la campaña catalana para Albert Rivera de cara a las elecciones generales. Sin duda. Para ambos líderes pesa como una losa el que PP y PSOE, a fuerza de enredarse, por distintas razones, en grandes estrategias con el nacionalismo, hayan terminado por difuminar tanto su identidad en Cataluña que han perdido hasta la posibilidad de hablarle a la gente corriente.

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