SIN DESPERDICIO

Un desliz verbal de Pedro Sánchez con la ‘extrema izquierda’ le delata

El líder del PSOE se mueve en la incoherencia como pez en el agua. Eso le ha permitido sobrevivir como secretario general pero le genera graves problemas, como el de sus pactos

Un desliz verbal de Pedro Sánchez con la 'extrema izquierda' le delata
Pedro Sánchez, secretario general del PSOE

Pedro Sánchez se mueve en una permanente incoherencia que hasta la fecha le ha permitido mantenerse como secretario general del PSOE, bien es verdad que más a costa de los deméritos de otros que de sus propios logros.

Por ejemplo, el desplome del PP en las pasadas elecciones municipales y autonómicas ha maquillado el peor resultado de la historia del PSOE.

Luego, sus pactos con los radicales de izquierda han permitido a Sánchez exhibir su derrota como una gran victoria. Pero las incongruencias que esos pactos conllevan están ahí.

El lunes, sin ir más lejos, el secretario general del PSOE aseguró, pásmense, que Podemos es la «extrema izquierda». Lo dijo para desacreditar la estrategia de Pablo Iglesias, que pretende sacar tajada del «no» en Grecia para tomar impulso aquí en España. Pero más allá de eso, el caso es que a Sánchez le parece que Podemos es la extrema izquierda y, lo malo, es que él nos ha colocado a varios de esos radicales en las alcaldías de importantes ciudades y se ha apoyado en ellos para lograr el poder en otros muchos lugares.

Luego se enfadará Sánchez con los que le acusan de haberse echado en brazos de los radicales pero lo cierto es que él mismo lo reconoce. Porque Pablo Iglesias no puede ser socialdemócrata por la mañana y de extrema izquierda por la tarde; no puede ser moderado cuando pacta con el PSOE y radical cuando celebra el corralito en Grecia. El de la coleta era, es y será un radical de tomo y lomo. Otra cosa es que lo disimulé más o menos según las circunstancias. Y el que pacta con radicales, o se vuelve radical de corazón o se somete a lo que los radicales le imponen.

Si, como dice Pedro Sánchez, Podemos es un partido de «extrema izquierda» -que lo es- el es cómplice o cooperador necesario de lo que está ocurriendo en el Ayuntamiento de Madrid, de la bandera griega ondeando en el balcón del consistorio de Zaragoza y de tener a un tipo que se hace llamar Kichi al frente de la ciudad de Cádiz, entre otras cosas.

También es responsable, en este caso autor intelectual más que cooperador necesario, de llevar a los radicales-nacionalistas de Compromís al Gobierno de la Comunidad Valenciana, como socios de Ximo Puig.

Lo que está ocurriendo en Levante merece una mención especial, un capítulo destacado en el manual de cómo arrojarse en brazos de la extrema izquierda que, de forma tan brillante, está escribiendo Pedro Sánchez.

Dice ahora Puig que o el Gobierno cambia el modelo de financiación de las comunidades autónomas o Valencia no llega a final de año, que no va a tolerar que se discrimine a cinco millones de valencianos, etc, etc.

Habría que recordarle al nuevo presidente de la Comunidad Valenciana que el actual modelo de financiación lo ideó y aprobó su partido, el PSOE, bajo mandato de Zapatero. Es verdad que no convence a casi nadie pero también es cierto que los socialistas son los padres del modelo del que ahora reniega Puig.

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