CON ALCOCER KOPLOWITZ DELANTE

Carmena cortocircuita el Ritz con sus elogios a Botella y Cifuentes

Con el Ritz por medio, hubo un antes y un después entre la Carmena candidata y la Carmena alcaldesa. Y es que la flamante regidora de Madrid va camino de ser un ciclón en toda regla

Carmena cortocircuita el Ritz con sus elogios a Botella y Cifuentes
Manuela Carmena, la alcaldesa EP

Estaban muchos de los que tenían que estar, prácticamente en primer tiempo de saludo. Pero, sobre todo, estaba Alicia Alcocer Koplowitz, que son palabras mayores. La poderosa hija de una saga empresarial de alto copete no dudó en sentarse en la mesa presidencial de formato peculiar con la que debutó Manuela Carmena, en calidad de alcaldesa de Madrid, en el Hotel Ritz por cortesía de Nueva Economía Fórum.

Carmena ya pasó por los salones del histórico hotel madrileño antes de las elecciones municipales del 24-M. En aquella ocasión lo hizo en calidad de candidata. Pero ahora regresó como alcaldesa de la capital de España. Y se notó. Vaya si se notó.

Para empezar, la tradicional mesa presidencial redonda tuvo que ser sustituida por una alargada para dar cabida a los VIP del evento y, de paso, poder colocar más mesas de las habituales en el salón. Notable afluencia de público. Tanta como de medios de comunicación.

En la «mesa de boda», como la calificó algún plumilla de colmillo avezado, se congregó un personal de lo más variado: desde la presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, a la delegada del Gobierno, Concepción Dancausa, pasando por Antonio Beteta, secretario de Estado de Administraciones Públicas; José Manuel López, portavoz del grupo podemita en la Asamblea de Madrid, y Ángel Gabilondo por el socialista; el miembro del Consejo Estatal Ciudadano de Podemos Jesús Montero; empresarios como Arturo Fernández o Blas Herrero, sin olvidar a la ya citada Alcocer Koplowitz; y miembros del equipo de Carmena como Marta Higueras, Rita Maestre, Inés Sabanés o Mauricio Valiente, entre otros.

Tampoco faltaron todos los portavoces de la oposición municipal: Esperanza Aguirre -acompañada por Isabel Gallego- por parte del PP; Antonio Miguel Carmona por el PSOE; y Begoña Villacís por Ciudadanos. Y es que Carmena, que de tonta nada, ha implantado el mejor método para placar a la oposición: a base de besos y abrazos.

Entre los curiosos, ya fuera de la mesa presidencial, las exministras Beatriz Corredor, Cristina Garmendia y Cristina Narbona; el jefe de gabinete de Carmena, Luis Cueto, que llegó a la sala bromeando con Higueras; el presidente de COPE Fernando Giménez Barriocanal; Carlos Andradas, rector de la Universidad Complutense de Madrid; el popular Iñigo Henríquez de Luna y el exconsejero de Aguirre Percival Manglano.

Con una presentación en contra de la berlusconización de la política por parte del alcalde de Zaragoza, Pedro Santisteve, de Zaragoza en Común -también estaba en la sala el alcalde de Valencia, Joan Ribó, de Compromís- , Carmena arrancó de una forma sorprendente: manifestando el «enorme respeto» y la constatación de «en algunas cosas, un gran acierto» de la gestión de Ana Botella en el Consistorio madrileño, especialmente en lo referente al combate contra la malnutrición infantil.

Otro tanto para Cifuentes en la misma materia, instando a lograr una mayor confluencia en ello entre Comunidad y Ayuntamiento. Y, por no faltar, tampoco faltaron los elogios a Dancausa por la labor de coordinación que se había llevado a cabo entre Policía Nacional y Policía Municipal con motivo de las celebraciones del Orgullo Gay.

Carmena no sólo entró en la cuestión de la malnutrición infantil sino que también lidió con la de los desahucios. Entre citas de Gertrudis de la Fuente y de Concepción Arenal, la alcaldesa reconoció que sus reuniones con las entidades bancarias habían sido «satisfactorias», advirtiendo voluntad para frenar los llamados lanzamientos y proveer de vivienda a quienes se queden en la calle.

«Hay muchos pisos vacíos y siempre será mejor poder garantizar un techo a una familia desahuciada que exponerse a la patada en la puerta. Un niño no puede vivir en un albergue», señaló.

También hubo una advertencia, en tono conciliador pero advertencia al fin y al cabo, a los fondos buitre, y más cuando, según la alcaldesa, «están llegando los desahucios de personas que no pueden pagar las nuevas rentas tras pasar de empresas públicas a ser libres».

No faltaron momentos de humor, como al ser preguntada por su ausencia de la cena «con boato y perifollo» en honor del presidente peruano Ollanta Humala. «Yo es que soy de poco cenar», respondió, asegurando que si no había acudido era porque no podía y que los adjetivos los había puesto la persona que preguntaba.

Otro momento de risas fue al ser preguntada sobre el cumplimiento íntegro de la legislatura y una posible moción de censura. Momento de silencio. «Yo eso no lo sé. De todas formas pensaba que la pregunta iba por otro sentido», respondió burlona para añadir otra más: «Estos días he visto que muchos directores de la Banca son de mi edad y nos hemos sentido genial».

La cuestión del cambio de nombres en el callejero de Madrid también se coló en el acto. «Hay que diferenciar entre lo que tiene que ver con la Ley de Memoria Histórica y otras cosas», apuntó. «A mí me parece muy bien que Santiago Bernabéu tenga lo que tiene que tener. Y qué decir de Concha Espina, a la que admiro mucho», ahondó.

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