Le preguntaba hace una semana Esteban González Pons a Alexis Tsipras en el Pleno del Parlamento Europeo, en una intervención muy aplaudida: ¿Le parece a usted justo que los españoles tengan que pagar la deuda griega?
El primer ministro heleno no respondió, pero sí responderá el Congreso de los Diputados. En una comparecencia para explicar el acuerdo sobre Grecia, Mariano Rajoy anunció que el mismo se someterá a debate y votación de la Cámara en un Pleno extraordinario en la primera quincena en agosto.
«Son muchos los recursos que se reclama que garanticen los contribuyentes», afirmó el presidente. En concreto, en torno a 86.000 millones de euros hasta 2016. En algunos países de la Eurozona un acuerdo así requiere la aprobación por parte de sus Cortes. En España no es necesario, pero se hará.
Se da la circunstancia de que tanto el PSOE como la Izquierda Plural (IU-ICV-CHA) habían solicitado ya en el Congreso una comparecencia del presidente del Gobierno en relación con la situación de Grecia. Rajoy finalmente irá más allá.
A pesar de su solicitud previa, a Pedro Sánchez no le termina de convencer la iniciativa del presidente de que el Pleno vote. No en vano ello obliga a los socialistas a retratarse: o votan en contra del acuerdo griego con IU y demás partidos a su izquierda, que están hablando de «terrorismo financiero» y de «golpe de Estado»; o, en la línea con el discurso europeísta que viene manteniendo el PSOE, votan con el PP, mal que le pese a Sánchez.
«España y Grecia tienen algo en común, un Gobierno y un primer ministro que les miente, que les dice que el rescate es un gran logro del Ejecutivo. Mentira tras mentira», señaló éste en el Congreso.
