Mal deben andar las cosas por territorio de Podemos para volver a rescatar la ‘fatwa’ con la que poder perseguir a periodistas y medios de comunicación que no comulgan con las ruedas populistas de molino de los podemitas –Podemos decreta una ‘fatwa’ para perseguir a Alfonso Rojo, Martín Beaumont y otros periodistas-.
Ya lo hizo Pablo Iglesias a principios de 2015 y ahora es Juan Carlos Monedero quien insiste en el particular:
.@ahorapodemos contra la máquina del fango. Doble vara de medir. Ayudadme a recopilar todos los insultos recibidos. #DobleVaraConPodemos
— Juan Carlos Monedero (@MonederoJC) diciembre 3, 2015
Sigue la máquina del fango. Mentiras sobre nuestros jueces, militares. ¿Y la exigencia de nueva política? Doble vara https://t.co/XEXPRqRIUe
— Juan Carlos Monedero (@MonederoJC) diciembre 3, 2015
Lo gracioso del caso es que el mismo que acusa de recibir insultos se permite la licencia de hablar del dueño de 13TV como una persona que se dedica a «ladrar».
El casero de 13TV imputado, Figar, consejera de educación, imputada, Jordi Cañas (Cs) imputado. Los que más ladran…https://t.co/HNZ1jkGjRg
— Juan Carlos Monedero (@MonederoJC) diciembre 4, 2015
Todo vale. Se busca información contra los medios, sean medias verdades, mentiras o bulos con apariencia verosímil para luego venderlos a la opinión pública.
Una vez bien condimentada la información contra los medios y periodistas no afines, la especie se lanza y los miles de activistas de Podemos en las redes sociales hacen el resto.
Quieren machacar la reputación del periodista puesto en la diana, mostrándose principalmente activos el tiempo que dura los programas en los que aparecen en televisión.
Se pretende que anunciantes asustados presionen a las cadenas o que los mismos responsables de los programas, para evitarse mala imagen en las redes, acaben por expulsarlos de sus platós.
O sea, buscan amordazar la libertad de expresión de periodistas importantes, como en este caso, responsables de medios de comunicación bien seguidos, pero que molestan a Podemos por lo que publican.
Una estrategia tan sucia que asusta, sin duda, y produce un retroceso democrático en la política española que lleva a la época de los mafiosos del GAL, cuando se emplearon tácticas sin ningún escrúpulo moral para terminar con la reputación de Pedrojota Ramírez, buscando así cortar las informaciones que denunciaban sus acciones criminales.