DECEPCIONA EN UNA ANODINA ENTREVISTA DE CAÑO

Felipe González juega al despiste en El País: «Ni el PP ni el PSOE deberían impedir que el otro gobierne»

La edición digital de El País adelanta la entrevista en 18 frases

El País entrevista al ex presidente socialista Felipe González quien, tras varios días de silencio, habla sobre el carajal político montado.

Sin embargo, en el cara a cara con el director del rotativo de PRISA, Antonio Caño, el histórico dirigente del PSOE no deja clara cuál es su postura en torno a los pactos de gobernabilidad y que manifiestan un exceso de neutralidad y un miedo a posicionarse. —Felipe González: “Ni el PP ni el PSOE deberían impedir que el otro gobierne”

El ex presidente, al igual que hacían los oráculos de la Antigüedad, nada y guarda la ropa con reflexiones crípticas, polisémicas y que dan lugar a múltiples interpretaciones.

Sobre quién debería de gobernar, González parece decir que debe ser el PP, pero tampoco descarta otras opciones.

En principio, el orden lógico es que lo intente la minoría con más votos y representación, que es el PP. Pero ese espectáculo montado el viernes pasado en la ronda de consultas del Rey tanto por Iglesias como por Rajoy no es indicativo de que este último ni su partido estén tomándose en serio su responsabilidad. Esa jugada del candidato del PP, declinando hacerse cargo de la investidura y al mismo tiempo manifestando que no se retira, es de una irresponsabilidad difícil de calificar. ¿Qué pretende? ¿Propone que se estrellen otros y ofrecerse él después como única solución? ¿Habrá pensado en las implicaciones que tiene para todas las instituciones este juego? ¿Está pensando solo en sí mismo, sin tener en cuenta los intereses de España?

El expresidente socialista añade que ve posible que Sánchez pueda ser quien gobierne:

Si tenemos en cuenta la aritmética parlamentaria, sí es posible ese Gobierno, pero con enormes dificultades para llevar adelante una tarea de Gobierno reformista y progresista. Obviamente, Pedro Sánchez debe cumplir el mandato de los electores y también del comité federal del Partido Socialista y debe intentarlo si fracasa el candidato del PP, sea o no Rajoy.

Para hacerlo tiene que hablar con todos, ya que eso es el diálogo, y dejar claro con qué programa para España está dispuesto a gobernar. Reitero que no se trata de sumar votos para una investidura, sino de tener una base coherente de apoyos para gobernar, que no es lo mismo.

Entiende que lo que no puede darse en un Gobierno cuyo único objetivo sea un frente anti PP:

A mí no me gustan los Gobiernos anti lo que sea, aunque los haya vivido yo mismo. Recuerde el «váyase señor González». Los Gobiernos deben proponerse para realizar proyectos, no para negar los de los otros. Las actitudes inmovilistas y las liquidacionistas estrechan el margen para propuestas de reformas muy necesarias.

Pero no es un problema de legitimidad, como usted dice. Es una obviedad recordar que para las reformas que necesita España hay que contar con el PP en bastantes casos, porque esa es la realidad parlamentaria. Del mismo modo, parece lógico exigir al PP que diga qué está dispuesto a hacer por convicciones y, por tanto, es lógico esperar que lo haga tanto si está en el Gobierno como si pasa a la oposición.

Y sobre Podemos señala que su actitud es de todo punto intolerable:

El comportamiento arrogante de los líderes de Podemos, con humillaciones que ponen al descubierto cuáles son sus verdaderas intenciones, no se debe aceptar. Esos dirigentes, con el debido respeto que merecen sus votantes y los grupos que se han sumado a las distintas plataformas, quieren liquidar, no reformar, el marco democrático de convivencia, y de paso a los socialistas, desde posiciones parecidas a las que han practicado en Venezuela sus aliados. Pero lo ocultan de manera oportunista. Del mismo modo, dejaron de hablar de Grecia cuando más lo necesitaron sus amigos. Son puro leninismo 3.0.

Para colmo, plantean también con disimulo la autodeterminación, algo que contradice un proyecto para España como espacio público que comparten 46 millones de ciudadanos que quieren ser tratados como tales, también para decidir en igualdad de derechos y obligaciones su destino común.

Dice González que tampoco le entusiasma la idea de la gran coalición entre PP, PSOE y Ciudadanos:

De ninguna manera. Me parece una propuesta que nace de un fracaso y que no se plantea la gobernanza de España en el medio plazo. El fracaso es el de la estrategia que algunos llaman del «Gobierno del Ibex», una suma PP-Ciudadanos que fuese mayoritaria, creando así una pinza contra el Partido Socialista apoyando la subida de Podemos. ¿Recuerdan a Rajoy el 6 de diciembre animando a Iglesias? «Vas bien Pablo, vas bien», le decía.

Eso falló, y pasaron del lema «hay que salvar al soldado Sánchez», ideado para hundir al candidato, a hacer a Sánchez responsable de la estabilidad que sugieren, ya después de las elecciones del 20 de diciembre.

Para colmo, dejar el espacio de la oposición a Podemos es una gran estupidez, más aún que un error, generada por la falta de visión de España en el medio plazo. Mire, si no se emprenden las reformas que necesitamos, incluida la regeneración democrática frente a la corrupción rampante que nos inunda cada día, estamos contribuyendo a alimentar a los que desean liquidar el marco democrático de convivencia que tenemos.

Pero tampoco quiere mojarse a la hora de definir cuál sería su modelo de Gobierno:

Eso es mucho pedir en una entrevista como esta, pero creo que ha llegado el momento de mirar a los ciudadanos y abandonar estrategias de trileros como las que hemos visto el viernes pasado. A nadie le extrañará que a estas alturas de mi vida prefiera que haya un Gobierno con programa acordado para España, porque lo necesitamos, incluso si no es el Gobierno que más me guste a mí personalmente.

Podríamos contar el número de escaños en dos dimensiones: la de izquierda y derecha o la de los que sumen en un proyecto reformista para España, un eje en el que no entran los que quieren acabar con esa realidad o ponerla en riesgo.

Si los partidos políticos estuvieran hablando de programas de Gobierno y no de aritméticas parlamentarias incompatibles en todo o en parte con un Gobierno estable, sería menos complicada la respuesta.

Pero el ambiente no es ese. Es un momento más de regates cortos y oportunistas, o de supervivencias personales como la de Rajoy, que de miradas largas para dar respuesta a los desafíos de España.

Y alguien acostumbrado a opinar sobre lo divino y lo humano en el PSOE dice sin asomo de ponerse colorado que él no quiere ir por la vida de entrometido:

No soy responsable del partido, ni tengo responsabilidad institucional. Hace 20 años que salí del Gobierno y 19 de la secretaría general del Partido Socialista. No me toca decidir.

Me gusta que se debata y que se adopten posiciones claras ante los ciudadanos, manteniendo la unidad. Yo opino como ciudadano que vota al PSOE y milita en él, con la carga de la experiencia vivida en España, en Europa, en América y en otros lugares.

También soy prudente a la hora de decir lo que pienso a los líderes del partido. Si me preguntan, respondo, pero intentando no entrometerme nunca. Acepto esta entrevista porque estoy cansado de que interpreten lo que suponen que pienso o debería pensar, dependiendo de intereses.

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Autor

Luis Balcarce

De 2007 a 2021 fue Jefe de Redacción de Periodista Digital, uno de los diez digitales más leídos de España.

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