Tenemos el clima propicio para trabajar por ese acuerdo y por parte del presidente del Gobierno se hará con seriedad y rigor ese proceso
Gobernar en minoría consesuando los grandes reformas con el PSOE y, si es necesario, con Ciudadanos (El golpe de mano de Rajoy el 26-J agrieta la unidad interna en los tres partidos perdedores).
Esa es la opción sobre la que este 2 de julio de 2016 está trabajando la dirección del Partido Popular, en vísperas de que Mariano Rajoy inicie el lunes las negociaciones con «todos los grupos políticos», incluidos los independentistas, de cara a obtener una mayoría suficiente que le permita conseguir la investidura y formar un Gobierno «cuanto antes» (Albert Boadella sobre el veto de Rivera a Rajoy: «Me parece impresentable»).
Explica José María Triper en ‘El Economista’ que, aunque oficialmente se sigue insistiendo en que la primera opción es la gran coalición con el PSOE, tanto en Moncloa como en la sede popular de Génova, están convencidos de que los socialistas no van a aceptar gobernar con el PP, cualquiera que sean las condiciones y los puestos que se les ofrezcan.
Por ello la estratega del equipo de Rajoy se va a centrar en garantizarse la investidura y acordar «una serie de objetivos clave» compartidos por los partidos constitucionalistas, entre los que la vicepresidenta en funciones, Soraya Sáenz de Santamaría, consideró «prioritarios» la defensa una posición común en Europa tras el tsunami del Brexit y preparar unos Presupuestos que permitan cumplir los compromisos con la UE (Los políticos españoles, la televisión, Pablo Iglesias y la impotencia sexual de Podemos).
Otros temas clave a pactar que enumeró la vicepresidenta son el impulso del crecimiento de la economía y del empleo, la educación, medidas competitividad, el fortalecimiento institucional y la lucha contra el terrorismo.
«Tenemos el clima propicio para trabajar por ese acuerdo y por parte del presidente del Gobierno se hará con seriedad y rigor ese proceso».
Responsables del PP confirmaban a el Economista que otros asuntos que el PP estaría dispuesto a ofrecer en las negociaciones serían la reforma constitucional, una modificación de la reforma laboral, y las presidencias del Congreso, de la Comisión Nacional de Competencia y de la Comisión Nacional del Mercado de Valores.
Mientras, en las filas socialistas continúa la profunda división interna sobre la posición a adoptar ante el cortejo del PP, y sólo una cosa tienen absolutamente clara, que las urnas les han «mandado a la oposición» y que no van a entrar en un Gobierno de coalición que dejaría la oposición parlamentaria y en la calle a Pablo Iglesias y a Podemos.
Esa es la posición que defenderán la mayoría de los miembros del Comité Federal en la reunión del próximo día 9, incluida la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, quien tras ver cómo el PP le arrebataba la mayoría en su comunidad y ante los rumores de posibles «asuntos complicados» en la gestión de la sanidad andaluza, está vez sí parece decidida a cruzar Despeñaperros y disputar el liderazgo del partido a Pedro Sánchez.
Para ello, y con el apoyo de otros barones regionales como los presidentes de Aragón, Javier Lambán; Asturias, Javier Fernández; Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page; y Extremadura, Guillermo Fernández Vara, van a plantear aplazar el Congreso del Partido previsto para mediados de julio y la batalla por la secretaría general ?hasta que «haya Gobierno en España». Otra cosa es facilitar que Rajoy forme un gobierno para evitar repetir las elecciones, algo que la mayoría consideran «una irresponsabilidad» y que podría llevar al partido a «un mayor hundimiento electoral».
Voces como las de los barones citados, y las de la mayoría de la «vieja guardia felipista, como el propio González, Rubalcaba, Solana, Corcuera o Leguina, apuestan por esta solución. Y a ellas se unía ayer la del ex secretario general del Partido Socialista de Euskadi, Nicolás Redondo Terreros, quien afirmaba ayer que el PSOE «debe facilitar la investidura de Rajoy, pero sin entrar en el Gobierno» porque intentar la investidura de Sánchez «sería muy difícil de explicar» con la diferencia de votos a favor del PP.
