Según publica el portal digital OkDiario y el prestigioso periodista de investigación Francisco Mercado, un email enviado por Ricardo García Becerril a José Luis Marqués Insa, ambos ex directivos de la Plataforma Logística de Zaragoza (Plaza), pone al descubierto cómo Carlos Esco amañó contratos que produjeron unos sobrecostes de 147 millones de euros en la empresa pública.
El documento que ahora desvela este medio fue clave para destapar la trama del ‘caso Plaza’ que implicó a la mano derecha del por entonces presidente de Aragón Marcelino Iglesias.
El juez imputó a un total de 26 personas en la causa del ‘caso Plaza’ entre ellas el ex viceconsejero de Obras Públicas, Carlos Esco, mano derecha del presidente regional. La corrupción en la empresa de la que es titular el Gobierno de Aragón se producía por dos vías: se inflaban facturas sobre obras adjudicadas con precios muy por encima del mercado; y se certificaban como buenas obras que nunca se habían realizado. El agujero en las cuentas de Plaza sigue teniendo consecuencias en la actualidad pues el gobierno regional debe aportar cada año cuantiosas sumas de dinero a cargo del presupuesto de la Comunidad autónoma.
En el documento al que ha tenido acceso el diario de Eduardo Inda, el exgerente García Becerril detalla algunos de las adjudicaciones infladas por Esco. «José Luis, paso a describirte las últimas actuaciones de CE (Carlos Esco), empezando por las más recientes. Si no es suficiente echaré mano de la carpeta completa», decía el texto que introducía el email. A continuación, pasaba a enumerar los últimos contratos inflados por Esco:
Revestimiento de fachadas. «Lo ha adjudicado directamente al Grupo Floria, por un total de 344.000 euros, sólo que esa cantidad estaba en nuestros presupuestos para seis edificios y Floria se los gasta en tres, además, como hay que encargarlo vía Necso, estos nos cargan un 8% adicional. Necso, por la misma cantidad, nos hubiera hecho los seis edificios».
Vídeo parque del canal. «CE -Carlos Esco- le ha adjudicado al Grupo Floria la confección de un video infográfico de dos minutos por ocho millones de pesetas -unos 48.000 euros-. Ese mismo vídeo, que por cierto está bastante mal hecho, lo podíamos haber hecho por dos millones de pesetas. Ahora tenemos que pedir presupuestos fantasmas y recortar la factura de Floria en tres partes para darle forma y que pase las auditorías».